¡Fusilad a los empresarios!
Contemplar cómo en una comparecencia de prensa celebrada en el exterior y acompañado de líderes extranjeros que le miraban atónitos, el presidente del Gobierno agraviaba con ferocidad a una empresa y a un empresario españoles es un espectáculo bochornoso que jamás imaginé llegar a contemplar. Mi indignación es tan grande como mi vergüenza pues imagino que, a estas horas, en las cancillerías de Europa ya han percibido el nivel de respeto democrático, de tolerancia y de buenas maneras que se gasta nuestro presidente con los españoles, todo ello unido a las necedades que salían de su boca.
Es obligado afirmar que las palabras dedicadas por Sánchez y los suyos a la compañía Ferrovial y a su presidente son absolutamente inadmisibles y, por ello, bien están las críticas absolutamente justificadas que han recibido en estos últimos días. Pero no hay que engañarse, los agravios pronunciados por Sánchez buscaban un efecto claramente identificable: que pasen al segundo plano informativo tanto el sucesivo goteo de delincuentes sexuales beneficiados por el Gobierno, como los detalles que se van conociendo del escándalo calificado como “caso Tito Berni”. Confiemos en el buen criterio de todas las “personas de bien” para que........
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