El autogolpe de Sánchez con la 'vergoña' de la autoamnistía y la 'Begoña' de la corrupción
En esta España que deambula sonámbula bajo un volcán presto a desfogar lava como en La Palma en 2021, aquello de “Eso no puede pasar aquí”, como chasqueaban los biempensantes venezolanos antes de que Hugo Chávez se erigiera en déspota valiéndose de las urnas para arribar al Palacio de Miraflores y pronto reventarlas, puede ser una certeza tras el autogolpe de Pedro Sánchez en este jueves de la infamia, festividad de San Fernando, salvo que haya jueces en Madrid y en Luxemburgo que frenen el desafuero y perviva lo que la “suspendencia” catalana. Satisfaciendo a los sediciosos del 1-O el precio de compra de su Presidencia en su execrable transacción, Sánchez deroga tácitamente el orden constitucional y suprime la igualdad de los españoles. Una arbitraria norma inconstitucional por la que los facinerosos condenan a quienes sofocaron su revuelta al preservar la legalidad a instancias de Felipe VI en su histórica alocución análoga a la de su padre en la asonada de Tejero del 23-F de 1981.
Si la casi unánime amnistía preconstitucional de 1977 -sólo se opusieron dos socialistas rompiendo la disciplina de voto- abrió la puerta al mayor periodo democrático de España, esta autoamnistía de parte franquea una mudanza de régimen en el que medio Parlamento impone su voluntad al otro retrotrayendo a las dos Españas machadianas. Todo ello por la ambición de quien, en su regreso al futuro, retorna al socialismo comunistizado -ahora podemizado- de “Noverdad” Largo Caballero, timbre de gloria para Zapatero y Sánchez, frente al socialdemócrata González. ¡Que nadie inquiera luego, haciéndose el distraído, cuándo se jodió (y quienes) España! Como corolario a un sexenio sanchista edificado sobre el fuste torcido de una moción de censura obrada por una falacia, Sáncheztein consuma esta corrupción máxima.
La vergoña de este impúdico acto de simonía política coincide con el punto álgido de la corrupción familiar que acecha a los Kirchner de La Moncloa con Begoña Gómez inquirida por tráfico de influencias al prevalerse de su posición para sus tratos privados con empresas, así como para beneficiar a quienes sufragaban sus actividades con contratos de Consejos de Ministros presididos por su cónyuge. Junto a su aportación al rescate gubernamental de Air Europa y a que esta compañía cobrara la deuda de la Venezuela de Maduro a cambio de que Sánchez dejara en la estacada al opositor Guaidó, la sombra del “Begoñagate” ronda otros renglones del código penal por apropiación de un “software” de la Universidad Complutense, si su rector no se rebla.
En medio de la tormenta, el sofista Zapatero trata de echarle un capote negando que haya “caso Begoña Gómez” con........
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