De los ERE al 'Begoñagate': todo es Sánchez con la prensa como presa
Cuando quedó acreditado que Richard Nixon usó el Despacho Oval para espiar al cuartel del Partido Demócrata y luego para torpedear las pesquisas del FBI, corroborando las investigaciones de The Washington Post sobre el Watergate, a “Dick, el Tramposo” no le quedó otra que tomar el avión de regreso a su casa. Cuando se atestigua que Pedro Sánchez no sólo faculta que su cónyuge transforme La Moncloa en Oficina de Tráfico de Influencias, sino que él mismo la asiste en citas con socios y agraciados de sus negocios particulares, junto a quienes reparten los fondos europeos, el jefe del Gobierno, lejos de dimitir, auspicia un plan de degeneración para amordazar a la prensa y atar de pies y manos a los jueces para que no se informe ni se investigue una podredumbre institucional análoga a la de los ERE de Andalucía. Como nadie puede ser cirujano de sí mismo, retoma el “catarsis pa toos” de Alfonso Guerra al ganar el PSOE las elecciones andaluzas en el punto álgido del escándalo de su “enmano” en la Delegación del Gobierno en Andalucía donde traficaba intereses con quienes obsequiosos se encomendaban a aquel pícaro con solícitos don Juan para arriba, don Juan para abajo. Cambian los personajes, pero la trama es sustancialmente la misma para enriquecimiento propio y pegamento de poder.
Incurso en este círculo vicioso, aquel meritorio que, como falso autónomo de la Fundación Ideas, sobrenadó en tertulias televisivas verbalizando los argumentarios de su partido en los asuntos escabrosos con los que ninguna “prima donna” quería enfangarse, como el fraude millonario de Chaves y Griñán, le faltó tiempo la pasada semana, en cuanto su camarlengo en el Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, le certificó “tengo lo que me has solicitado”, para congratularse con el Ali Babá de la cueva de ladrones que fue el Palacio de San Telmo. Con su consorte y su hermano cada vez más comprometidos judicialmente, Sánchez felicitaba a Chaves tras proveerle de la impunidad que él se procura por anticipado para sí y su linaje por quien aúna el vicio y el crimen. Luego de amparar a etarras y golpistas catalanes, cuyos votos urgía Sánchez para ser presidente, su toga del fango, luego de embarrársela como fiscal general, dispensa esa merced a los “Tempranillos” coetáneos.
En desmedro de la Justicia y de la igualdad de los ciudadanos, Pumpido ha condimentado una prevaricación de libro al no inhibirse cinco miembros de una teórica Corte de Garantías Constitucionales que han participado en el proceso de los ERE o con estrechos vínculos con los granujas del saqueo. Como en el cuento de los cinco deditos de los que tantas madres se valieron para distraer a sus retoños, la primera magistrada, la ponente “Maculada” Montalbán, con la medalla de Andalucía que le entregó Griñán en el pecho, además de sentarla en el CGPJ y en el TC, compró el huevito de esta amnistía encubierta, el segundo (el exministro Campo, ex director general con Chaves y Griñán) lo cocinó confraternizando........
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