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¿Quién pondría la mano en el fuego por que Sánchez no haría lo que Maduro en Venezuela?

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05.08.2024

En la película Simón, la desgarradora “ópera prima” del director venezolano Diego Vicentini que narra la tragedia de un líder estudiantil participante en los disturbios de 2017 contra Maduro, hay una escena en la que el jefe de la cárcel se encara con él por rehusar subscribir una carta que desconvoque las revueltas y ser excarcelado. “¿Piensas quedarte recluido por algo tan infantil como tu orgullo?”, le interpela. “Una y otra vez -le afea- caen en el mismo cuento. Esos opositores les hablan de libertad y de justicia con llamamientos contra la tal dictadura. No hay ninguna dictadura. ¿No lo entienden? Lo que hay es un negocio”.

Todo un tinglado de un narcorégimen comunista a costa del dolor y muerte de un pueblo con 8 millones de exiliados. Como la rana hervida a la que se la sumerge en agua templada y se eleva grado a grado la temperatura hasta que fenece cocida, la mayoría de venezolanos no se percató de cómo sucumbía su modo de vida hasta que lo impensable se hizo cotidiano luego de estigmatizarse a quienes avisaban del peligro. Pero, ¿acaso el sanchismo -mudo testigo del pucherazo de este 28 de julio- no es ya, al cabo de su ominoso sexenio, un gran filón como el chavista contra la libertad e igualdad de los españoles?

Luego de aferrarse a la Presidencia del Gobierno mediante su operación de compraventa con el prófugo Puigdemont, de rubricar la desigualdad con una amnistía escrita por los delincuentes y de comprometerse con ERC a proporcionarle la soberanía fiscal a Cataluña como si España fuera patrimonio de un administrador tan desleal que sitúa bajo su férula al Tribunal Constitucional y a la Fiscalía General del Estado para ser impune, ¿quién pondría la mano en el fuego porque Pedro Sánchez no se atrincheraría, llegado el caso, en La Moncloa como el déspota Maduro en Miraflores con cualquier ardid del autócrata que es desde la primavera de 2018?

Con la técnica del salami, rodaja a rodaja, los españoles se tragan un cambio de régimen por el que, una vez consagrado el “procés” catalán para seguir en el machito, Sáncheztein ultima el “proceso español” para eternizarse. Si España se acostó monárquica y se levantó republicana 1931 sin facultar las urnas tal mudanza, ¿por qué, en este “regreso al futuro”, no podría obrarse otro tanto? “Os prendáis -recriminó Solón a los atenienses entregados al demagogo Pisístrato- de la lengua y las palabras de un hombre enlabiador y artificioso, mas no miráis, atentos, su conducta. Uno a uno sois una astuta zorra, pero juntos sois un tropel de bobos”.

Habrá sepulcros blanqueados que se rasgarán las vestiduras con la pregunta sobre la analogía del sanchismo y el chavismo, pero no lo harán, empero, con aquellas otras que dan cumplida respuesta a la misma. Verbigracia. ¿Quizá Alemania toleró que su ministro de Defensa siguiera tras revelar la Prensa que plagió el 20% de su tesis como España con un Sánchez que copió de arriba abajo la suya por medio de terceros? ¿Tal vez Austria consintió que su primer ministro se atornillara al sillón tras manipular una encuesta privada cuando........

© Vozpópuli


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