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'Cagancho' Sánchez busca 'el momento' tras su 'espantá' en la DANA

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11.11.2024

Cuando el Gobierno logró suspender el miércoles 30 de octubre la sesión de control parlamentaria amparándose en la desdicha de la gota fría que asoló el Levante y el sureste español sin que ello fuera óbice para repartirse con sus sosias Frankenstein la RTVE y despejar el camino de los Presupuestos, amén de sacar adelante una moción de censura que arrebató al PP la Alcaldía de Requena, era evidente que la izquierda, así como el separatismo pancatalanista, no estaba dispuesta a achicar el agua de la DANA, como musitó Aina Vidal, portavoz adjunta de Sumar. Al contrario, la ocasión la pintaban calva, entre la corrupción socialista y la descomposición neocomunista a causa de "errejones" y otras malformaciones, para coger la pancarta, tomar la calle, anegar el sistema y proseguir el golpe en marcha desde el poder -como en la Cataluña de 2017- contra la legalidad constitucional española.

Para ello, basta observar las proclamas de las manifestaciones de este sábado favorecidas por Sánchez y sus aliados donde, junto a la incriminación de Mazón, se hacían alegatos diáfanamente comunistas y contra la Monarquía bajo el burdo sofisma de que, “si el pueblo salva al pueblo, para qué sirve un Rey”. A la par, Valencia amanecía con pintadas de “Sólo Pedro salva al pueblo” en la que es reconocible tanto la mano Aleix Sanmartín, asesor sanchista curtido en esas lides, como que quien la sufraga es aquel que quedó en Paiporta, kilómetro cero de la Dana, como Cagancho en Almagro. Frente a las botas llenas de barro de quienes tratan de rehacer la vida allí donde agoniza, las pancartas de fango de los pescadores de ríos revueltos.

Como era previsible, cuando el PSOE pidió al conjunto de fuerzas parlamentarias un paréntesis de cinco días sin declaraciones políticas por mor de la DANA, se trataba de una tregua-trampa para que Sánchez se sacudiera sus responsabilidades y las volcara en Mazón, quien cayó como un primo en el trile. Así, cuando el jueves 31, tras los reproches de esa mañana de su jefe de filas Feijóo a Sánchez por no disponer la “emergencia nacional” en una devastación que la Generalitat estaba gestionando con información suministrada por el Gobierno, el presidente de la Generalitat adoptó una actitud obsequiosa (quizá para tapar sus negligencias) con Sánchez al comparecer juntos en el Centro de Coordinación Operativo Integrado (CECOPI) valenciano: “Muchas gracias, querido presidente, por tu rápida presencia y por tu cercanía”. Con el cebo mordido, Sánchez acomete una ofensiva -con todo el aparato del Estado- como la de 2002 contra el PP por el siniestro del petrolero Prestige en costas gallegas. Tan eficaz fue aquella que, a ojos de la opinión pública, cursó como si Aznar y Fraga hubieran sido quienes echaron a pique aquella chatarra flotante con su tóxica mercancía.

Tras ocultar los féretros de los más de 100.000 muertos del Covid, resolvieron que era de mal gusto cualquier alusión a la pandemia en la última medianoche de 2020 a fin de que no fueran uvas de la ira como con el Prestige

De esta guisa, el capitán Mangouras habría sido una víctima de los elementos y usado como cabeza de turco. Es más, tras sentenciarlo el Tribunal Supremo a dos años de cárcel por maniobrar “temerariamente y a sabiendas de que probablemente se causarían tales daños”, la plataforma de las movilizaciones aún argüía que nunca debió ingresar en prisión. Poco faltó para que “Nunca máis” estampara camisetas con la foto de Mangouras como luego se hizo con Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, pese a su contumacia en la mentira con el Covid.

A esas chocantes........

© Vozpópuli


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