Pero qué gracioso es Salvador Illa
Esto se acaba. Las vacaciones, quiero decir. Siempre que llegan los días finales del mes de agosto pienso que nadie necesita más unas vacaciones que el que acaba de disfrutarlas. Desde hace mucho tiempo por estas fechas se cuela en mi memoria la pegadiza melodía del Dúo Dinámico, el final del verano llegó y tu partirás. Adiós verano. Adiós a ese amor de temporada con sabor a mercadillo y terraza. Adiós a los chiringuitos llenos, a los platos de calamares refritos, a las paellas borrachas de pimentón, las cervezas que llegan calientes y sin presión a la mesa. Adiós a la sopladora y la cortadora de césped cuyo ruido ha amenizado nuestros despertares y siestas.
Para combatir la pesadumbre de estos días decidí comenzar agosto a bordo del Argo, la nave de los argonautas al mando de Jasón para recuperar el vellocino de oro. No sabría muy bien cómo explicarles por qué una historia escrita a mediados del Siglo III a. de C. por Apolonio de Rodas, y reescrita para nuestro tiempo por Robert Graves, ha atraído mi atención, pero es así. Sucede que siempre tomo en consideración los consejos de los mejores lectores.
Recordaré este verano por el famoso vellocino, por Hércules, Hilas, Peleo, Orfeo, Medea y Calais…Este libro, leído con interés, o sea despacio, convierte las horas en un estado de ataraxia del que uno no........
© Vozpópuli
visit website