Perdieron todas las élites mundiales
Cualquier persona bien informada en USA sabía que ganaba Trump.
En Europa, la gente común no estaba tan segura, porque la mayoría de los enviados especiales del continente fueron más papistas que el Papa y se esforzaron penosamente para convencernos de que había un empate. Hoy es maravilloso verlos sangrar por la herida. Épico. Pero no había ningún empate en curso sino una campaña fallida y un grave problema en la estrategia de comunicación demócrata.
Los que asesoraron a Kamala Harris en esta ocasión nunca lo vieron, destacaba, era como ver un cura en la nieve. Pero no lo vieron. La élite demócrata se equivocó. Y perdió, llevándose con ella al precipicio público a todas las élites mundiales, porque este resultado provocará un efecto dominó, inevitablemente.
Las primeras fichas en caer han sido las élites norteamericanas. Todas. Perdieron las élites universitarias, que eran uno de los pilares históricos de la democracia norteamericana tradicional. De la élite periodística norteamericana mejor ni hablar, ha quedado hecha pedazos. Se estima en menos de un 20% los votantes a los que creen en la prensa tradicional en sus diferentes formatos y a la baja.
Han perdido aun dejando su honra intelectual por el suelo y mostrándose abiertamente sectarios, resentidos y nostálgicos de una época dorada de la manipulación mediática que ya nunca volverá. Su derrota fue patética, apenas el famoso físicoculturista Jeff Bezos se espabiló a último momento y evitó que el WSJ avalara a ningún candidato.También perdió estúpidamente la élite de Hollywood. Digo estúpidamente porque es........
© Vozpópuli
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