¡Paren el mundo que me quiero bajar!
Hace varios años por no decir muchos, Mafalda, la inefable, pedía a gritos que paren el mundo. Lo pedía en una época que aún podían existir una Mafalda y su familia patriarcal.
Hoy ese grito está más vivo que nunca, porque así con el corazón en la boca no podemos seguir.
Si no paran un poco las rotativas digitales cotidianas me va a dar algo y esta columna va a quedar en blanco.
El aluvión de hechos políticos que arrecia en España en este infierno estival no tiene precedentes desde la instalación del sistema político posterior a Franco.
Nunca se ha visto tamaño desaguisado institucional.
Y el principal problema es que a los españoles los aturde y confunde un cúmulo de estímulos altisonantes que atacan su entender por todas partes. Muy poca gente es consciente de lo que está pasando en realidad, lo van a ver luego. Tal vez en el invierno.
Así funcionó en Argentina y en Venezuela. Así funcionará en España aún cuando el estrago sea menor que el venezolano y distinto al argentino, funcionará.
Porque la oposición no aprende de la experiencia ajena y los pueblos por sí mismos tampoco.
Se ve mucho español azorado, impávido y hasta paralizado por lo que ve pasar ante sus ojos.
Y es que nos vuelven locos, venga ya.........
© Vozpópuli
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