Marruecos e Israel: la inquietante diplomacia de Sánchez
El presidente del Gobierno es conocido por su pragmatismo y adaptabilidad. Virtudes dignas de un estadista, a no ser que las utilice exclusivamente en favor de su supervivencia en el cargo. La política exterior y la interior ofrecen claros ejemplos de cómo Sánchez se sirve del Estado para su beneficio personal sin atender los intereses españoles. Veamos algunos casos.
Se puede empezar mencionando el reconocimiento del Sáhara Occidental como región autónoma marroquí. Este giro brusco se produjo, en palabras del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en el marco de “una hoja de ruta clara y ambiciosa, y todo ello para garantizar la estabilidad, la soberanía, la integridad territorial y la prosperidad de nuestros países”. Cabría esperar, por tanto, que los intereses españoles se hubieran visto satisfechos o reforzados a cambio de apoyar los de Marruecos sobre el estatus del Sáhara Occidental —y de enemistarnos con Argelia, dicho sea de paso—.
¿Qué garantías tenemos de que Rabat no volverá a usar a los migrantes como arma arrojadiza contra nosotros para lograr sus intereses?
Para confirmar que esto es cierto, cabe fijarse al menos en dos cuestiones fundamentales que afectan a la seguridad nacional en su flanco sur, como son la inmigración y la integridad territorial. Pues bien, durante los últimos años se cuentan por decenas de miles las personas llegadas de manera irregular desde territorio marroquí, con........
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