Que el 2024 sea mejor que su antecesor es la aspiración de todos. Convencido estoy de que ese fue el principal deseo con el cual los cubanos despedimos el año viejo. Además de que existan salud, paz y prosperidad, ingredientes fundamentales para vivir en armonía en un mundo cada vez más complejo.

Ahora, ¿cuánto estamos dispuestos a hacer para que se haga realidad ese anhelo? El escenario se presenta similar al de los últimos años, muchas limitaciones y el bloqueo impuesto por el gobierno yanqui apretando a cada segundo.

Cómo entonces, si los enemigos de la Revolución nos acechan de manera constante para aprovechar el más mínimo resquicio y con toda la maldad hacernos daño, logramos mantener fijo el timón en la ruta que nos trazamos para construir una sociedad más justa, equitativa e inclusiva, que sea un referente para el mundo.

Ya lo hemos expresado en varias ocasiones, depende de lo que seamos capaces de aportar con el fin de ayudar a transformar, primero desde el entorno más cercano –la familia, el colectivo laboral, el barrio– hasta los entes de mayor envergadura –el consejo popular, el municipio–, y quién dijo que no se puede, pues hace casi 30 años el General de Ejército afirmó que sí, precisamente en un sitio convertido en patrimonio, museo y escuela, desde donde junto a Fidel y otros revolucionarios salió rumbo a conseguir, años después, la independencia verdadera para los cubanos.

A veces somos nosotros quienes levantamos las propias barreras, pensamos que por pequeño que sea nuestro aporte al final no redundará en un beneficio de mayor alcance, y nos equivocamos. Alguien dijo que son las cosas pequeñas, las acciones cotidianas de las personas comunes, encadenadas unas con otras, las que impulsan a la sociedad, actos simples de amabilidad, amor, solidaridad y responsabilidad.

Cuatro valores que junto a otros tantos constituyen pilares en los cuales se ha erigido la sociedad cubana. Es verdad, vivimos tiempos difíciles en los que ciertas cosas se han perdido, sin embargo los cimientos permanecen intactos y bien apuntalados.

Por ello corresponde transformar, que no es continuar haciendo más de lo mismo, sino hacer cosas diferentes. Este es el camino para revertir el panorama y hacia esa dirección nos ha convocado la máxima dirección del país.

Pero necesitamos del esfuerzo y la contribución de todos, de acabar con el pesimismo instaurado en el pensamiento de algunos; precisamos de poner en función del bien colectivo la inteligencia, la creatividad, la convicción de que sí se puede, el Sentir Pinero que tanto ha sacudido el inmovilismo y cambiado las mentalidades, pero que aún no logra afianzarse ahí donde la gente no se percata que le toca abrirse paso aprovechando las potencialidades y los recursos endógenos que tenemos.

El 2023 fue difícil, algunos ventajistas piensan que se necesita poco para que este sea mejor; mas se trata de proyectar nuevos métodos, estilos y sistemas de trabajo para ayudar al Gobierno a corregir distorsiones y reimpulsar la economía, acabar de perfeccionar los mecanismos, avivar el compromiso y que cada quien se sienta útil y capaz de responder a las exigencias.