El enfrentamiento al delito, la corrupción y las ilegalidades constituye una batalla de máxima prioridad en el sector estatal, máxime en los tiempos actuales, cuando las dificultades con la disponibilidad de recursos exigen el control riguroso y un superior aprovechamiento de lo que tenemos en nuestras manos para respaldar los procesos productivos y de servicios.
Aunque pareciera más de lo mismo y el cuento de nunca acabar, el bloqueo financiero, económico y comercial impuesto por el gobierno yanqui a Cuba, sumado a la crisis mundial generada por la pandemia, han provocado numerosos obstáculos a la hora de adquirir en el exterior las materias primas, insumos y demás recursos necesarios para mover la economía del país.
Por tanto el ahorro, la búsqueda de alternativas e iniciativas creadoras se han convertido en pilar fundamental en aras de sostener los diversos procesos. Sin embargo, si a lo poco que tenemos no se le da el uso adecuado o no lo preservamos de manera eficaz, no será posible dar ese paso hacia adelante por el cual abogamos.
Por ello la necesidad de prestar la mayor atención al cuidado de los recursos de todo tipo y evaluar con más sistematicidad el enfrentamiento a las manifestaciones de delito, corrupción e ilegalidades en las entidades e instituciones del territorio no son un capricho.
Según datos manejados en la reciente Plenaria del Delito, desarrollada en la sede del Gobierno aquí, hasta la fecha se han radicado más de 80 denuncias vinculadas a infracciones que afectan a las entidades estatales del territorio.
Las tipicidades con mayor incidencia tienen que ver con el robo con fuerza, hurtos, incumplimiento del deber de preservar los bienes del Estado, malversación, apropiación indebida, falsificación de documentos públicos, uso indebido en el ejercicio del cargo o empleo y de los recursos materiales y financieros, entre otros.
Mientras febrero, agosto y septiembre sobresalen como los meses de mayor concentración de estos fenómenos en general.
Urge cerrar el cerco a aquellos que rastrean las vulnerabilidades y resquicios existentes en los centros para apoderarse de los bienes y sacar su tajada de forma ilícita. Pero tiene que hacerse de manera conjunta, con todos involucrados en velar por la propiedad del pueblo revisando y actualizando los planes de seguridad y prevención de manera continua, detectando y erradicando las causas y condiciones que alimentan la proliferación de la ilegalidad.
Los directivos y cuadros de las entidades e instituciones no pueden permanecer ajenos a su responsabilidad sobre los recursos, debe existir mayor rigor en la supervisión y el empleo de mecanismos económicos que garanticen el control de los gastos, y el servicio de guardia también debe fortalecerse.
En este último caso, por ejemplo, se ha evidenciado una falta de atención inquietante para solucionar cuestiones que no admiten justificación, como la deficiente seguridad perimetral e iluminación que debilitan la seguridad de las instalaciones, demoras a la hora de adoptar medidas, mala ejecución del servicio de guardia –agentes dormidos– e incluso agentes vinculados a los hechos delictivos.
Las fuerzas del Ministerio del Interior de conjunto con los órganos de inspección arremeten contra quienes obran encubiertos bajo el manto de la honradez con la pretensión de adueñarse de los bienes colectivos y en su propio beneficio, perjudicar al pueblo. Alguien dijo una vez que el mal nunca descansa y por eso, para desenmascarar a los malhechores, necesitaremos de la contribución de todos.
Apremia rescatar la combatividad, ser capaces de denunciar lo mal hecho sin voltear la mirada y desterrar la impunidad de aquellos que se jactan de habitar cruzando la frontera más allá de lo legal.
Es una batalla que no es llegar y besar el santo, pero si cada quien hace bien lo que le corresponde, aúna esfuerzos con el de al lado, se lograr avanzar en bloque y se fortalecen las estructuras, la mala hierba será cortada y no tendrá una nueva oportunidad de crecer.
Fortalecer las estructuras para eliminar la mala hierba
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06.12.2023
El enfrentamiento al delito, la corrupción y las ilegalidades constituye una batalla de máxima prioridad en el sector estatal, máxime en los tiempos actuales, cuando las dificultades con la disponibilidad de recursos exigen el control riguroso y un superior aprovechamiento de lo que tenemos en nuestras manos para respaldar los procesos productivos y de servicios.
Aunque pareciera más de lo mismo y el cuento de nunca acabar, el bloqueo financiero, económico y comercial impuesto por el gobierno yanqui a Cuba, sumado a la crisis mundial generada por la pandemia, han provocado numerosos obstáculos a la hora de adquirir en el exterior las materias primas, insumos y demás recursos necesarios para mover la economía del país.
Por tanto el ahorro, la búsqueda de alternativas e iniciativas creadoras se han convertido en pilar fundamental en aras de sostener los diversos procesos. Sin embargo, si a lo poco que tenemos no se le da el uso adecuado o no lo preservamos de manera eficaz, no será posible dar........
© Victoria
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