Harto se ha dicho sobre nuestra mentalidad pragmática (¿?), lo cual significaría haber entrado de lleno a la modernidad y por esto mismo haber abandonado la historia como fuente de aprendizaje; pero de cuando en vez aparecen, como destellos, quijotes interesados en recordarla, y estudiarla como ciencia social que es. Digo esto porque leo, entre tanta mentira y poca verdad, que también el Sr. Alcalde bumangués muestra interés en la restauración o salvamento de lo que queda de la Plaza San Mateo, epicentro de la ciudad desde finales del XIX hasta el medio siglo XX, espacio del cual solo existe el cascarón que dejaron el fuego, los vándalos y la desmemoria, antes que se convierta en lote urbanizable, como seguramente lo están viendo algunos pragmáticos ahistóricos, enemigos de viejeras.

Durante la construcción del proyecto para la creación del sistema Metrolínea, tuve oportunidad de colaborar con un sub proyecto destinado a la recuperación de memoria histórica de B/manga., asignándole nombres olvidados pero documentados a las estaciones y portales (Cfr. “Palabras al viento”. Ed. UIS, pgs. 34-104-202), proyecto que no se puso en práctica. Entre los pocos nombres que se salvaron, está la estación San Mateo, nombre usado desde tiempos coloniales para el lugar, cuyo origen vale la pena recordar; de hecho una de las primeras rutas de buses urbanos fue la Chapinero-San Mateo. Aquí acampó (1532) Ambrosio Alfínger, un extranjero que venía a resarcir deudas de la corona española con prestamistas alemanes (los Welser), cerca de una laguna que llamaron de “Los Caracoles”, ubicada en parte oriental del villorrio o asentamiento. Con el tiempo vino la preocupación sobre la posibilidad de desbordamiento de la laguna, conjurado este con ceremonia religiosa en honor de San Mateo, abogado de las aguas tormentosas; de ahí el nombre; aún hoy locales comerciales allí con sótanos, suelen inundarse como sucedía en uno de familiar cercano.

Creciendo el asentamiento, el epicentro se fue desplazando hacia el oriente, razón de más para que la burguesía progresista entrara en la modernidad construyendo una casa de mercado inaugurada en 1895, siguiendo el ejemplo de la plaza Cisneros de Medellín hoy demolida, cuyo cascarón republicano se quiere salvar. El traslado de los vendedores del mercado “de plaza” de San Laureano al nuevo espacio, fue motivo para protestas, como sucedió al desalojar el parque Centenario y sucederá ahora con la invasión comercial del espacio público. (Continuará)

Por Libardo León Guarín

lileguar@gmail.com

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Opinion SAN MATEO TIENE MEMORIA

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12.03.2024

Harto se ha dicho sobre nuestra mentalidad pragmática (¿?), lo cual significaría haber entrado de lleno a la modernidad y por esto mismo haber abandonado la historia como fuente de aprendizaje; pero de cuando en vez aparecen, como destellos, quijotes interesados en recordarla, y estudiarla como ciencia social que es. Digo esto porque leo, entre tanta mentira y poca verdad, que también el Sr. Alcalde bumangués muestra interés en la restauración o salvamento de lo que queda de la Plaza San Mateo, epicentro de la ciudad desde finales del XIX hasta el medio siglo XX, espacio del cual solo existe el cascarón que dejaron el fuego, los vándalos........

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