La recomendación de metodólogos de la Sociología, de usar la observación como instrumento para conocer la realidad social como es y no como quisiéramos que fuera, cae como anillo al dedo en estos tiempos cuando se viaja huyendo del “... demasiado ruido innecesario que desvirtúa el encuentro con la familia y con los amigos mediante excesos lumínicos, acústicos, etílicos, psicotrópicos y gastronómicos que luego pagamos con gastos en salud y costos financieros”, como lo afirma el ex candidato Jaime Calderón en este diario (04-01-24). Viajar por tierra para mirar, no solo ver, desde la ventanilla otras expresiones del país real, diferentes a las dejadas atrás en la ciudad hecha un caos, bien vale la pena como experiencia intelectual para quienes un día afortunado decidimos adentrarnos en el campo de las Ciencias Sociales. Vengan pues observaciones recogidas sobre hechos algunos de vieja data, que se repiten cada año y sin remedio.

Tanto machacar e insistir en la defensa de la naturaleza y a la venta animales silvestres enjaulados, fondas de miedo con aguas servidas (negras) que corren ahí mismo, sanitarios de caverna, sin acueducto, caseríos tuguriales. Y las vías una muestra de nuestra incapacidad para hacer viable un país: la “Ruta del sol”, con nombre tan esplendoroso, una vergüenza; abundante tráfico pesado dígase Bosconia, trayectos por la vieja ruta polvorienta, otros terminados pero sin uso, pedazos con y sin doble calzada, puentes a medio hacer, sin meternos en la tortuosa historia de su construcción (coimas, chanchullos, suicidios, incumplimientos y años interminables). Sin embargo, cosa de contrastes, una grúa presta servicio gratis a los autos varados; y en Santa Marta vías bien mantenidas, ciclorutas y peatonales bien diseñados; pero, faltaba el pero: moteros y taxistas de una indisciplina frente a las señales de tránsito tan alarmante, que supera a la ya observada en B/manga; enjambres de vendedores de todo, indicativos de desempleo. Vías a las playas aún utilizables, un desastre. Una muestra de indicadores que hablan del país que nos dejaron para que lo arreglara Petro en 4 años. ¡Mandan cáscara! A pesar de todo, nuestro aprecio por la Costa Caribe es tal que los “Cachacos” continuaremos visitándolos.

Adenda: mal la han pasado nuestras hormigas culonas entre las 100 comidas menos apetitosas; ocuparon el puesto 34 compitiendo con platos de ojos de atún japoneses, gusanos con salsa de tomate nigerianos, huevos de arañas gigantes mejicanos, etc.