Siempre hemos considerado que todo aquello que nos cobra el Estado obligatoriamente es un impuesto no importa el nombre con que lo disfracen; por ejemplo, los peajes terminan siendo un gravamen impositivo, que le pusieron ese nombre para que no suene tan feo, pero termina siendo un impuesto que todo propietario de vehículo paga por utilizar una carretera.

No desconocemos la necesidad de los impuestos que dan para pagar burocracia, hacer obras públicas y cubrir las movidas chuecas, llámense mordidas, que se supone conlleva cada contrato y que constituye precisamente la corrupción que nos ahoga, lo cual hace que nos asquee tener que pagarlos.

En Colombia abundan los impuestos pues existe la mala práctica de echar todo en ese saco sin fondo que son los erarios, sin sellar los agujeros por donde los mismos se filtran. Veamos:

Hay variedad de impuestos: Los nacionales que son: De renta y complementarios; Impuesto al valor agregado (IVA); Impuesto nacional al consumo; Gravamen al movimiento financiero. Los departamentales: Impuesto al consumo de cerveza, licores, cigarrillos y tabaco; Impuesto de registro, sobretasa a la gasolina; Impuesto de vehículo; Impuesto a la gasolina y ACPM. Los municipales: Industria y Comercio y sus complementarios; Impuesto sobre vehículos automotores; Sobretasa a la gasolina; Impuesto de lineación urbana; Impuesto de espectáculos públicos; Impuesto de alumbrado público; Impuesto de degüellos de ganado mayor; Impuesto por publicidad exterior; Estampilla probienestar del adulto mayor; Estampilla procultura; retención de Industria y Comercio (Reteica) e impuesto predial unificado, entre otros.

Los Concejos Municipales y las Asambleas establecen, en muchos casos, los montos a cobrar, lo cual significa un poco de autonomía fiscal en los entes territoriales, como es el caso del cacareado Impuesto Predial Unificado cuyo porcentaje lo define exactamente el Concejo Municipal dentro de unos rangos que establece la ley y en unas condiciones que ellos bien pueden determinar.

Queremos resaltar que corresponde al Concejo Municipal el facilitarnos la forma de poder pagar, dentro de tiempos lógicos, con descuentos razonables, para solo citar asuntos de procedimiento, y también la posibilidad de reducir la tasa a aplicar al avalúo catastral, lo cual eso sí, significaría un verdadero alivio para el contribuyente agobiado por todos los impuestos que el Estado le impone; por tanto, señores concejales es su oportunidad de legislar en favor de los ciudadanos.

QOSHE - Opinion Los concejales tienen la última palabra - Eduardo Pilonieta Pinilla
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Opinion Los concejales tienen la última palabra

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19.01.2024

Siempre hemos considerado que todo aquello que nos cobra el Estado obligatoriamente es un impuesto no importa el nombre con que lo disfracen; por ejemplo, los peajes terminan siendo un gravamen impositivo, que le pusieron ese nombre para que no suene tan feo, pero termina siendo un impuesto que todo propietario de vehículo paga por utilizar una carretera.

No desconocemos la necesidad de los impuestos que dan para pagar burocracia, hacer obras públicas y cubrir las movidas chuecas, llámense mordidas, que se supone conlleva cada contrato y que constituye precisamente la corrupción que nos ahoga, lo cual hace que nos........

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