El miedo es un arma poderosa para lograr lo que alguien se propone y habiendo sido utilizada como herramienta de extorsión a lo largo de la historia los resultados obtenidos son maravillosos para quienes terminan ganando con ella.

Pero el miedo no es sólo por cosas físicas, también su influencia puede llegar por los desarrollos de algún acontecimiento que pueda sobrevenir a partir de un evento determinado que alguien puede imponernos.

Por eso el simple anuncio de un paro armado en una región de Colombia paraliza el hacer social, sin que quienes lo impongan tengan algo más que anunciarlo y con ello, en un país asustado, logran neutralizar a toda una colectividad.

El miedo, entonces, genera una prevención apática, es decir, el no hacer lo que podríamos hacer porque no sabemos qué puede pasar, o por el contrario genera una toma de decisiones erráticas pues de pronto puede pasar lo anunciado y hay que estar prevenidos.

Un recuerdo de infancia se mantiene presente: la noche aquella que nuestro padre nos llevó a la iglesia a confesarnos, pues, según las prédicas, el mundo se iba a acabar en una fecha determinada muy próxima a cumplirse y era mejor estar en paz con Dios a cuyo nombre se había anunciado tan patética tragedia.

Desde luego el miedo tiene dos facetas: la primera, lo anunciado sucede y entonces hay que minimizar su impacto y la segunda, no sucede lo anunciado y entonces fue una angustia perdida.

Pues bien, eso es lo que nos está pasando a los colombianos cuando el nuevo modelo de gobierno anuncia y promueve una serie de determinaciones, en opinión de muchos equivocadas, que generan miedo entre las gentes, aunque se llame prudencia, que nos está obligando a hacer lo que no hubiésemos querido porque definitivamente no sabemos para dónde vamos y tal como pintan las cosas vamos en bajada.

El miedo es de cobardes; desafortunadamente éstos son más que los valientes y entonces vemos con horror como el país se nos esta escapando de nuestras manos como lo hace la arena que recogemos en la playa.

El miedo nos va a acabar; si miramos a nuestro alrededor, por cada millón de cobardes aparece un valiente y acá opera el principio básico de que una golondrina no hace verano.

QOSHE - Opinion El miedo nos está matando - Eduardo Pilonieta Pinilla
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Opinion El miedo nos está matando

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23.02.2024

El miedo es un arma poderosa para lograr lo que alguien se propone y habiendo sido utilizada como herramienta de extorsión a lo largo de la historia los resultados obtenidos son maravillosos para quienes terminan ganando con ella.

Pero el miedo no es sólo por cosas físicas, también su influencia puede llegar por los desarrollos de algún acontecimiento que pueda sobrevenir a partir de un evento determinado que alguien puede imponernos.

Por eso el simple anuncio de un paro armado en una región de Colombia paraliza el hacer social, sin que quienes........

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