Eran las cinco de la tarde de un lluvioso y oscuro día de invierno, cuando delante de mí transitaba una anciana que arrastraba los pies intentando halar con dificultad el pesado carrito de la compra.

Caminaba lentamente con su cuerpo encorvado y la cabeza inclinada mirando el suelo, imagino que para evitar caerse. A pesar de estar vestida con ropas desgastadas por los años, prendas que parece que el tiempo se cuela en sus costuras, tenía un aire señorial y distinguido.

En cierto modo, a pesar de su edad, un gusto sutil adornaba su figura regordeta. Iba vestida con un largo abrigo rojo con botones dorados, enormes y abultados bolsillos repletos de cosas; bufanda de cuadros azul y rojo, un viejo sombrero de fieltro a juego y guantes azules. Llamaban la atención sus zapatos negros de tacón bajito con hebillas brillantes, que parecían dos faroles alumbrando el camino y una carterita de cuero negro, desgastada por los años se balanceaba en su brazo.

Era Charlotte mi vecina, yo esperaba el bus y a mi lado, varios jóvenes se apresuraron a ayudarla, me acerqué y pregunté ¿Necesitas ayuda? Ella levantó su cara arrugadita y sus ojos azules se cruzaron con los míos.

Con voz baja y ademan cariñoso, dijo -no gracias, puedo hacerlo sola-, y continúo su camino al mismo ritmo lento y pausado con el que venía.

La seguí con la mirada hasta que entró en el edificio donde vivimos, siempre he admirado su valentía para salir sola. Sentí curiosidad por saber cuántos años tendría, pero enseguida pensé, vamos, la edad es solo un número, tenemos la manía de etiquetar a las personas, el edadismo es un complejo.

Entonces mi curiosidad se enrumbo en otra dirección ¿Tendrá familia, hijos, amigos? Y una imagen veloz pasó por mi cabeza: pensándolo bien, nunca la he visto acompañada.

La historia de Charlotte es la de muchos ancianos. La soledad no deseada es frecuente en los mayores de estos tiempos. Cada vez habrá más al aumentar la esperanza de vida. La mejora en la supervivencia explica la proporción cada vez mayor de la longevidad generalizada; sin embargo, una sociedad cada vez más individualista agrava su soledad.

Ésta época aumenta la sensación de desamparo, abandono y tristeza. Sienten que su familia, amigos y sociedad los olvidaron.

Por eso, invito a que pensemos en ellas y ellos, el mejor regalo es aquel que sale de nosotros mismos, sin etiquetas, ni fecha para hacerlos. Rindámosle tributo a la vida, a la amistad y todo nuestro apoyo con respeto, cariño y solidaridad como un regalo en estas fechas.

QOSHE - Opinion Un regalo por navidad - Diva Criado
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Opinion Un regalo por navidad

12 0
16.12.2023

Eran las cinco de la tarde de un lluvioso y oscuro día de invierno, cuando delante de mí transitaba una anciana que arrastraba los pies intentando halar con dificultad el pesado carrito de la compra.

Caminaba lentamente con su cuerpo encorvado y la cabeza inclinada mirando el suelo, imagino que para evitar caerse. A pesar de estar vestida con ropas desgastadas por los años, prendas que parece que el tiempo se cuela en sus costuras, tenía un aire señorial y distinguido.

En cierto modo, a pesar de su edad, un gusto sutil adornaba su figura regordeta. Iba vestida con un largo abrigo rojo con botones dorados, enormes y abultados........

© Vanguardia


Get it on Google Play