Vuelve y juega. Tal como ocurrió con el cigarrillo hace unas décadas, los cigarrillos electrónicos —mal llamados vapeadores— se pusieron las mejores galas para entrar en nuestras casas. Se presentaron como los dispositivos para dejar de fumar, y contaron con el apoyo de médicos y científicos. Luego fue imposible seguir la farsa y se agazaparon tras el término “daño reducido”. Pero por fin apareció una fórmula que les daña el caminado: la Ley Vapeadores Regulados.

Entraron en los hogares de niñas, niños y adolescentes, se parquearon frente a los colegios y se instalaron en parques y centros comerciales. Se posicionaron como inocuos, promocionados por influenciadores, y estuvieron presentes en las plataformas de domicilios, con su apariencia tecnológica, sus ricos sabores (interesantes para adolescentes, como el de chicle) y sus precios accesibles.

Cada día hay mayor evidencia del enorme daño que causan a la salud. Desde hace más de siete años organizaciones de la sociedad civil, académicos y sociedades científicas apoyaban su regulación. Pero en el Congreso se vivió el mismo camino tortuoso de la aprobación de la Ley Antitabaco hace tres lustros.

Sin embargo, ya les llegó el tatequieto. El 6 de marzo se aprobó la ley. Con ella, los cigarrillos electrónicos deberán:

En pocas palabras, tendrán un tratamiento similar al del cigarrillo tradicional en Colombia.

¿Qué falta? La conciliación del texto aprobado en Cámara con el del Senado, cuyo resultado pasará a la firma del presidente, y luego la implementación, vigilancia y control por parte de MinSalud. Estaremos abogando por que ocurra lo antes posible y porque se haga bien.

Será otro camino tortuoso, sin duda, ya que la laxitud ha imperado en este campo.

La semana pasada cuatro congresistas estaban prácticamente en un avión a Suiza para conocer la fábrica de “productos novedosos” de la Phillip Morris. Nos tocó recordarles, con el apoyo de periodistas y medios, que en Colombia existe el Convenio Marco Control Tabaco, que les impide recibir dádivas de estas industrias.

Pero ahora es momento de celebrar. En el futuro, les contaremos a nuestras hijas e hijos que en una época las personas usaban un dispositivo para expedir unas emisiones por la boca, pues a empresas y comerciantes sin ética no les importaba que su salud se esfumara.

Por: Carolina Piñeros Ospina - Directora Ejecutiva de Red PaPaz

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Ya tenemos la Ley Vapeadores Regulados, ¿y ahora qué?

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27.03.2024

Vuelve y juega. Tal como ocurrió con el cigarrillo hace unas décadas, los cigarrillos electrónicos —mal llamados vapeadores— se pusieron las mejores galas para entrar en nuestras casas. Se presentaron como los dispositivos para dejar de fumar, y contaron con el apoyo de médicos y científicos. Luego fue imposible seguir la farsa y se agazaparon tras el término “daño reducido”. Pero por fin apareció una fórmula que les daña el caminado: la Ley Vapeadores Regulados.

Entraron en los hogares de niñas, niños y adolescentes, se parquearon frente a los colegios y se instalaron en parques y centros........

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