X: @fanzinero

Aunque para el antiimperialismo hegemónico todas las personas de nacionalidad estadounidense son sospechosas de algo, sobran ejemplos de líderes políticos y sociales de ese país con un compromiso real con la democracia y los derechos humanos.

Una muestra está en la familia política gringa más mediática de todos los tiempos. Aunque aparezca en el mismito nombre de una de las bandas punk más interesantes que haya existido, o no haya alusión a eso en la web Aporrea, hubo un Kennedy que hizo bastante para la disuasión de los abusos que ocurrieron dentro de las dictaduras analógicas latinoamericanas del siglo pasado: Edward Moore Kennedy, mejor conocido como «Ted». En plena Guerra Fría tuvo el coraje de denunciar, en el corazón de Washington, las torturas y asesinatos de gobiernos militares cercanos a la Casa Blanca.

En días del gobierno republicano de Richard Nixon obtuvo una importante victoria parlamentaria con la aprobación de la llamada «enmienda Humphrey-Kennedy» que prohibió la asistencia militar y la venta de armas de EE.UU. a Chile tras el golpe de Estado contra Salvador Allende en 1973, luego del asesinato de Orlando Letelier en tierras del Tío Sam. Esta iniciativa impedía vender armas a Chile hasta que se verificaran tres condiciones: la primera de ellas que hubiera un progreso significativo en el respeto a los derechos humanos.

La terquedad de Ted extendió estas medidas a la dictadura Argentina. Hoy sabemos que por ello el gobierno de Jimmy Carter, además de suspender la asistencia militar y financiera, se abstuvo o votó en contra de 28 de los treinta y dos créditos que Buenos Aires había pedido a organismos de crédito internacionales. El objetivo de Edward Kennedy fue que dichas medidas fueran un elemento de presión, lo que se mantuvo hasta el final de aquellos regímenes militares. Aunque fueran acotadas en aquel tiempo y no exentas de contradicciones respecto a otras políticas del Departamento de Estado, hoy entrarían en el rango de lo que conocemos como «bloqueo» y «sanciones internacionales».

*Lea también: El fracaso del populismo en Venezuela, por Marta de la Vega

Por sus aportes a la transición Ted fue condecorado, en el año 2008 por el Palacio de la Moneda, con la «orden del mérito en el grado de Gran Cruz», un importante galardón chileno, por la presidenta Michelle Bachelet. Un año después, cuando el político estadounidense falleció, la líder izquierdista declaró: «fue un gran político que apoyó a los demócratas chilenos en tiempos muy difíciles, levantó con fuerza su voz para denunciar atropellos a los derechos humanos pidiendo el restablecimiento de la democracia».

Traduzcamos: un ícono de la izquierda global reconocía los efectos positivos de sanciones para la superación de la gobernabilidad autoritaria. Años después, en su rol como Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Bachelet fue muy crítica de las sanciones económicas contra Venezuela.

Pero nunca opinó, ni a favor ni en contra, contra las medidas restrictivas de otra naturaleza que habían sido aprobadas por países diferentes de Estados Unidos.

¿Tendremos un equivalente de Ted Kennedy para el caso venezolano? Desconocemos la voz que, en el año 2014, promovió dentro del gobierno español la suspensión de quince licencias de exportación de material antidisturbios y una de cartuchos de caza con destino Caracas. ¿Cuántos políticos y técnicos de la península ibérica se sensibilizaron con las imágenes de la represión a las protestas antigubernamentales que ocurrieron ese año en todo el país? Nunca lo sabremos.

En ese momento España era el tercer país vendedor de armas a Venezuela. Y hasta ese año sólo en material antidisturbios, como ha recordado un reciente informe de la ONG Laboratorio de Paz, 5.638.952 de euros correspondía al rubro «equipos antidisturbios». Aunque aquellos hilos diplomáticos invisibles nos son ajenos, lo cierto es que tres años después la Unión Europea aprobó un embargo de venta de armas a Venezuela, además de sanciones individuales contra 55 funcionarios bolivarianos señalados como responsables de graves violaciones de derechos humanos y resquebrajamiento del estado de derecho. Decisiones, por cierto, que las Bachelet del mundo aplaudirían hasta sangrar si fueran contra un autoritarismo de derechas.

No conocemos la identidad del Ted para nuestra tragedia, pero sí la de su Némesis: José Manuel Albares, ministro de Exteriores y miembro del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), quien recientemente pidió, a viva voz, levantar el embargo de armas a Venezuela y quitar las medidas restrictivas de ingreso que pesan sobre 55 funcionarios venezolanos, vinculados a delitos contra la humanidad que hoy investiga la Corte Penal Internacional. La propuesta ha sido objetada por Alemania y Países Bajos, y será sometida a discusión el próximo 13 de noviembre en el Consejo de la Unión Europea.

Las sanciones son un mecanismo de presión de la diplomacia internacional, que sobre el terreno sustituye alternativas de fuerza. Serán mejores o peores de acuerdo a sus posibilidades de eficacia y, sobre todo, el contexto y duración por el que se implementen.

Si Ted Kennedy fuera revolucionario, en el sentido dogmático del término, si figura acompañar a otros próceres de la propaganda progresista mundial. El imaginario sobre sanciones ha sido colonizado por la diplomacia cubana y sus satélites. Ha sido tan efectiva que sus contornos se refuerzan y están presentes en la narrativa de sus propios críticos.

En esta hora menguada para los venezolanos y venezolanas, necesitamos muchos Ted repartidos por el mundo.

Rafael Uzcátegui es Sociólogo y Coordinador general de Provea.

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Un Kennedy para Venezuela, por Rafael Uzcátegui

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08.11.2023

X: @fanzinero

Aunque para el antiimperialismo hegemónico todas las personas de nacionalidad estadounidense son sospechosas de algo, sobran ejemplos de líderes políticos y sociales de ese país con un compromiso real con la democracia y los derechos humanos.

Una muestra está en la familia política gringa más mediática de todos los tiempos. Aunque aparezca en el mismito nombre de una de las bandas punk más interesantes que haya existido, o no haya alusión a eso en la web Aporrea, hubo un Kennedy que hizo bastante para la disuasión de los abusos que ocurrieron dentro de las dictaduras analógicas latinoamericanas del siglo pasado: Edward Moore Kennedy, mejor conocido como «Ted». En plena Guerra Fría tuvo el coraje de denunciar, en el corazón de Washington, las torturas y asesinatos de gobiernos militares cercanos a la Casa Blanca.

En días del gobierno republicano de Richard Nixon obtuvo una importante victoria parlamentaria con la aprobación de la llamada «enmienda Humphrey-Kennedy» que prohibió la asistencia militar y la venta de armas de EE.UU. a Chile tras el golpe de Estado contra Salvador Allende en 1973, luego del asesinato de Orlando Letelier en tierras del Tío Sam. Esta iniciativa impedía vender armas a Chile hasta que se verificaran tres condiciones: la primera de ellas que hubiera un progreso significativo en el respeto a los derechos humanos.

La terquedad de Ted extendió estas medidas a la dictadura Argentina. Hoy........

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