Despojo… el de Morena. Y de este gobierno
Estimado lector, continúo con mis reflexiones de cierre de año. Estas sintetizan lo que significa la 4T.
“Para tener la lengua muy larga, hay que tener la cola muy corta.”
“En este país no pasa nada… y si pasa, no pasa nada."
Ricardo Monreal se despachó con la cuchara grande: en lugar de responder con argumentos, con sustancia a preguntas incómodas, aprovechó para promocionar su libro —irónico título– El despojo. Mientras él fantasea con el “despojo histórico” de hace 178 años, su clan más bien acumula los despojos contemporáneos: al erario, al pueblo, a la memoria.
Pero no solo es él. La 4T, su versión 2.0 bajo Sheinbaum, se glorifica de “acabar con la corrupción”. Una promesa: “la honestidad no es la excepción, es la regla”. Dicen. Lo repiten. Lo venden. Pero cualquier ciudadano que viva en México sabe que el cuento no les alcanza para tapar la realidad.
Empecemos por el despojo monumental: las obras insignia del obradorato, convertidas en ductos abiertos de recursos públicos.
El Tren Maya, esa vena abierta de la península, pasó de un presupuesto inicial de 140 mil millones a superar 500 mil millones de pesos en gasto acumulado, según estimaciones oficiales. Cada modificación de trazo, cada tramo militarizado, cada contrato por asignación directa operó como un método de drenaje del erario. Para colmo, hoy opera parcialmente, con fallas, socavones y un costo de mantenimiento anual que ronda los 20 mil millones.
El AIFA —el aeropuerto “más barato del mundo”— ya duplicó su costo........





















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