Justicia que no ejecuta, economía que no crece
La crisis del Poder Judicial en México ya no puede analizarse solo desde una óptica jurídica. Hoy es, de manera clara y directa, un problema económico estructural. La falta de certeza jurídica, la dilación sistemática en la ejecución de sentencias y la impunidad generalizada impactan de forma directa la inversión, el patrimonio de las familias —en especial de adultos mayores—, la viabilidad del pequeño y mediano comercio y, cada vez con mayor claridad, la confianza en el T-MEC como motor de crecimiento.
El problema no es la ausencia de leyes. El problema es quién las aplica, cómo las aplica y con qué consecuencias.
En el sistema judicial mexicano hoy conviven dos perfiles problemáticos que, aunque opuestos en apariencia, generan el mismo daño.
a) Jueces inexpertos
Producto de integraciones aceleradas o afinidades políticas y de una carrera judicial debilitada, estos juzgadores suelen incurrir en:
– Resoluciones contradictorias.
– Formalismo excesivo para evitar el fondo.
– Delegación real del juzgado al secretario de acuerdos.
– Confusión entre prudencia y parálisis decisoria.
– El expediente se mueve, pero la sentencia no se ejecuta.
b) Jueces con muchos años, desactualizados y poco motivados
En el extremo opuesto, jueces con décadas en el cargo que operan bajo:
– Rutina y criterios rígidos.
– Resistencia a precedentes, tecnología y oralidad real.
– Normalización de la dilación como “carga de trabajo”.
– Ausencia total de incentivos o consecuencias.
No es un problema de edad, sino de falta de evaluación y responsabilidad institucional.
El elemento más corrosivo del........





















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