En junio de 2024 habremos de decidir con nuestro voto si en México seguimos transitando por un camino orientado hacia la izquierda, o tomamos la desviación, y viramos a la derecha. Quien habrá de conducirnos por uno u otro camino será por primera vez una mujer: Claudia o Xóchitl.

Con oportunismo político, Jorge Castañeda señaló recientemente en su artículo: “Es la seguridad, stupid!”, que el tema toral que la oposición debe explotar en su campaña hacia el 2024 es “la inseguridad, la violencia y el horror…” que hay en el país, y que deben “… aprovechar cada episodio, cada tragedia, cada desgracia para martillar”, y azuzar el voto a su favor. Sin duda, uno de los grandes pendientes de la 4T es el de resolver la inseguridad que nos afecta a los ciudadanos en general. Pero por encima de este tema, y el de la educación y la salud, creo que debiera ser ya evidente para los estrategas de la oposición, que la preocupación fundamental del pueblo es la de volver a pasar desapercibidos para sus gobernantes, como masa amorfa, y otra vez caer en el abismo de la inequidad, la injusticia y la mezquindad de los intereses y los “privilegios” de los más “aptos” sobre los más vulnerables, con el regreso de un gobierno de orientación de “derecha”. La esencia del camino trazado y cimentado por el presidente López Obrador es el de “por el bien de todos, primero los pobres” (visión progresista), con base en la inserción y la democratización. Lo que la oposición más conservadora parece no haber entendido, es que en nuestro país la razón que mueve los corazones actualmente, “es la inclusión, stupid!”.

Más que políticas públicas definidas en un Plan Nacional de Desarrollo sexenal (como se hacía en los gobiernos que antecedieron al del presidente López Obrador), la 4T se ha volcado al pragmatismo y ha desarrollado proyectos y mega obras con sentido social, con el objetivo central de que sean inclusivas, de “beneficio para todos”. La “transformación” se ha enfocado en la rentabilidad social, más que económica y financiera, como modelo de gobierno, con disciplina fiscal. Nos guste o no, AMLO ha buscado cumplirle, a su modo, a quienes votaron y confiaron en él, con obras y proyectos, y de ahí su popularidad. Así, obras como la del Tren Maya, Banco del Bienestar, y proyectos como Mexicana de Aviación, Internet para todos, la Nueva Escuela Mexicana, Jóvenes Construyendo el Futuro y la Megafarmacia, entre otros, han sido recibidas con beneplácito por quienes no veían “su suerte” con los gobiernos anteriores, “neoliberales”.

El modelo obradorista es al que promete dar continuidad Claudia Sheinbaum, con ajustes y cambios. Para la opositora, Xóchitl Gálvez, la 4T es un claro ejemplo de populismo económico, de altos costos, con total sinsentido financiero; pero, más allá de la crítica, no ofrece un camino nuevo, o siquiera paralelo. Parece solo ver por el retrovisor y buscar transitar por la ruta y las huellas de gobiernos del pasado, cuya premisa no se centraba en lo social.

Con sus claroscuros, la administración de la 4T ha girado en torno a la inclusión económica, financiera, tecnológica y social de la población, como núcleo del obradorismo y que, en 2024, parece seguirá siendo el motor que mueva la voluntad de la mayoría del electorado. La oposición aún no muestra un “leitmotiv” que inspire y sea convincente para contrarrestar el cambio estructural que ha cimentado la 4T, que trascienda su lema de que, “con AMLO todo está mal”; y que genere entusiasmo para no solo contrapuntear, con visos del pasado, sino con visión de futuro que incluya a todos.

Aún no hay un modelo concreto de la oposición que contrarreste el del “humanismo y la economía moral con bienestar para todos” de la 4T. Habrá que ver si en el ánimo del electorado pesará más, y será suficiente, llevarle la contra a AMLO de parte de Xochitl y la oposición; o si tiene mayor peso la aprobación del pueblo que por primera vez se siente incluido en los planes y obras del gobierno, más allá de las promesas y discursos de las campañas políticas.

Con Claudia el mensaje está bien definido: “bienestar para todos y prosperidad compartida”, y seguir el camino cimentado por López Obrador a partir de “construir el segundo piso de la transformación; en una continuidad con cambio”. Con Xóchitl, hasta ahora, lo único que sobresale es el “contrarismo” (en la teoría de los opuestos), y el “antiamlismo”. Se ve difícil superar al movimiento de la 4T sin reconocer que la “fuerza y corazón por México”, está en la inclusión.

QOSHE - Es la inclusión, “stupid!” Claudia o Xóchitl, y el camino de AMLO - Eliane Sales
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Es la inclusión, “stupid!” Claudia o Xóchitl, y el camino de AMLO

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31.12.2023

En junio de 2024 habremos de decidir con nuestro voto si en México seguimos transitando por un camino orientado hacia la izquierda, o tomamos la desviación, y viramos a la derecha. Quien habrá de conducirnos por uno u otro camino será por primera vez una mujer: Claudia o Xóchitl.

Con oportunismo político, Jorge Castañeda señaló recientemente en su artículo: “Es la seguridad, stupid!”, que el tema toral que la oposición debe explotar en su campaña hacia el 2024 es “la inseguridad, la violencia y el horror…” que hay en el país, y que deben “… aprovechar cada episodio, cada tragedia, cada desgracia para martillar”, y azuzar el voto a su favor. Sin duda, uno de los grandes pendientes de la 4T es el de resolver la inseguridad que nos afecta a los ciudadanos en general. Pero por encima de este tema, y el de la educación y la salud, creo que debiera ser ya evidente para los estrategas de la oposición, que la preocupación fundamental del pueblo es la de volver a pasar desapercibidos para sus gobernantes, como masa amorfa, y otra vez caer en el abismo de la inequidad, la injusticia y la........

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