Sobre el 23-F
En esta nueva entrega del Centenario Manuel Sacristán reproducimos un texto de Manuel Sacristán en el que reflexiona sobre el 23F y apunta una idea fundamental: ‘hay que empezar como si estuviésemos antes de 1848, a ver que conseguimos hacer’.
Nota del editor.- Este texto es una transcripción de la intervención de Manuel Sacristán, así como sus comentarios durante el coloquio, en un debate sobre el 23-F celebrado en el Centre de Treball i Documentació (CTD) a los pocos días de la intentona golpista.
He asistido ya a varias discusiones sobre el golpe del 23 de febrero y he de decir que todas son bastante deprimentes. La que tuvimos el sábado por la mañana, en un círculo de amigos que hacemos una revista [mientras tanto], fue calificada con mucho acierto, más que sentido del humor aunque tiene bastante, por uno de nuestros amigos, por Víctor Ríos, como una coordinadora de angustias. Y, efectivamente, eso es lo que ocurre en estas reuniones sobre el golpe. En ellas solemos intervenir gente sin partido y algunos de partido. La gente sin partido, por regla general, solemos ponernos analíticos. Como en realidad ya recibimos nuestro merecido hace años, a saber, ya sufrimos bastante trauma el día que salimos de nuestros partidos al cabo de más o menos decenios de estar en ellos, parece que hayamos desarrollado una cierta capacidad estoica de ir analizando lo mal que vamos desde siempre. Los que representan partidos en esas reuniones suelen intentar echar al asunto un poco de euforia que resulta tan increíble que al público todavía le detiene más que el análisis pesimista de los sin partido.
Sospecho que esta reunión de esta noche va a ser igual de deprimente que todas, razón por la cual tengo cierto resentimiento contra el CTD, y contra mí mismo, por habernos convocado aquí a sufrir durante un par de horas más de las varias que vamos sufriendo en estas reuniones.
Diréis, ¿por qué has venido, por qué he venido con esa convicción? Por modestia, porque tengo la esperanza de ver si me equivoco y llevan razón la comisión directiva del Centre de Treball cuando piensa que lo que hay que hacer es insistir mucho, hacer varias sesiones, seguir hablando de esto. A lo mejor es verdad, a lo mejor estas «coordinadoras de angustias» refuerzan una cierta voluntad de resistencia. Vamos a ver.
En todo caso, he venido a decir muy pocas palabras de entrada. Si hay discusión ya veremos si resulta más deprimente o más eufórica. Y algunas de las pocas palabras que quería decir, además, están ya dichas. Sobre todo las palabras de partida: el golpe llegue o no a ser lo que Pep Subirós [entonces secretario general de la OIC, Organización de Izquierda Comunista] acaba de llamar golpe blando logrado, por lo menos es evidente que refuerza la derechización del país. Como está a la vista de todo el mundo, no pienso haceros gastar un minuto más en ello.
Vale la pena recordar que en medio de esa derechización, los partidos de la izquierda parlamentaria se echan resueltamente a la derecha. No lo digo por interés en criticarlos que a estas alturas es ya materia demasiado digerida. ¡Para qué vamos a ponernos ahora a criticar recientes tomas de posición! No vale la pena. Más interés tiene darse cuenta de la honrada convicción con que lo hacen. Por lo menos las declaraciones que he leído hasta ahora me dejan poca duda –ya me diréis si pensáis que me equivoco– acerca de que no se trata de oportunismo en un sentido trivial, sino de oportunismo en un sentido muy profundo, es decir, están completamente convencidos de que hacen lo que tienen que hacer al capitular integralmente, al presentar una capitulación total, no ya solo acerca de lo que se ve –que lo que se ve es fundamentalmente el problema de las autonomías y el problema de los derechos individuales–, sino,........





















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