A 520 días del inicio del mandato del Presidente Gustavo Petro y aún con 941 días restantes, la Nación enfrenta un nivel de zozobra que hace imperativo comenzar la elaboración de un plan de reconstrucción para Colombia en el 2026. El próximo presidente enfrentará la monumental tarea de implementar medidas rápidas y contundentes para redirigir el curso del país. Si bien no se trata de eliminar completamente las iniciativas de Petro, es esencial reestructurar varios aspectos de ellas.

El principal reto radica en la seguridad y legalidad. El gobierno actual se ha mostrado permisivo con la ilegalidad, el narcotráfico y el crimen organizado. En el 2023, los cultivos ilícitos crecieron a cerca de 300.000 Has, ocurrieron 95 masacres, y el secuestro se incrementó en más de un 80%. En el ámbito económico, se prevé un panorama desalentador para 2024, un crecimiento del 1,2%, muy por debajo del potencial de 3% y una inflación por encima de 5%. Se prevé una caída en la inversión extranjera directa y en las exportaciones.

En el 2026 necesitamos un plan integral de recuperación del territorio a manos de los grupos ilegales, mayor capacidad en las fuerzas militares en inteligencia y operaciones en terreno. Se requiere mayor inversión social, generando empleo y oportunidades, volviendo al campo el presente y el futuro de Colombia.

Necesitamos un ajuste significativo en el gasto público, una revisión y desmonte de subsidios, en especial aquellos que promueven la ilegalidad. Se requiere una apuesta por la inversión en infraestructura, vivienda, y transporte. Además de garantizar seguridad jurídica a los empresarios. Se requiere retomar la senda de ejecución de los recursos de inversión que hoy solo alcanza el 65%, pese a que el recaudo tributario crece en un 13%. En la transición energética es crucial pasar de la retórica a la acción, reactivando la ruta hacia las energías limpias y alternativas.

La minería legal y sostenible, así como la exploración de hidrocarburos, deben realizarse en armonía con el medio ambiente. A nivel diplomático, es vital restaurar la confianza perdida, distanciarse de regímenes autoritarios como Venezuela, Nicaragua y Cuba y volver a una agenda internacional seria y respetuosa, con funcionarios competentes y dignos.

La agenda 2026-2050 debe enfocarse en un crecimiento al 5%, fortalecer la clase media, mejorar la productividad y la competitividad tributaria versus economías de la Ocde, crecer la inversión al 1,5% del PIB en ciencia y tecnología, avanzar en la carbono neutralidad, y protección del medio ambiente, transformar la matriz energética, la movilidad limpia y la creación de cadenas productivas, obtener una mejora real en educación, fomentar la inclusión, diversidad, el respeto por los derechos humanos y, ante todo, profundizar la descentralización y el desarrollo territorial. Para desenmascarar y vencer el populismo en el 2026, se requiere trabajar con ideas y buenos candidatos, ganando las elecciones a la presidencia y obteniendo mayorías en el Congreso de la República. Necesitamos Reconstruir a Colombia.

Víctor Muñoz
Emprendedor, investigador, analista.