La próxima semana tendrá lugar una nueva reunión de la Junta del Banco de la República. Los indicadores económicos recientes muestran un crecimiento más débil (0,6%), conjugado con una inflación que, aunque ha cedido (del 9,3% en diciembre al 7,7% en febrero), sigue lejos del objetivo del Banco (2-4%) y al promedio regional.

Además, tanto el déficit de la cuenta corriente como las expectativas de inflación continúan descendiendo. Estos datos sugieren que las condiciones están dadas para la aceleración en la reducción de la tasa de intervención frente a los 25 puntos básicos de las últimas reuniones. La incertidumbre recae en la magnitud de esta reducción, que podría variar entre 50, 75 o incluso 100 puntos básicos. Esta decisión será determinar para estimular la reactivación a corto plazo, pero también para preservar la credibilidad del Banco, al influir en las decisiones de los agentes económicos y allanar el camino para llegar a la meta de inflación a más tardar el primer semestre de 2025. La credibilidad de la política monetaria a nivel global ha sido objeto de debate debido al rezago de numerosos bancos centrales en su respuesta al aumento de la inflación posterior a la pandemia. Esta situación ha dificultado el cumplimiento de los objetivos monetarios durante los últimos años, y Colombia, al ser el último país de la región en aumentar sus tasas de referencia, no ha quedado al margen de esta discusión.

Una reducción de 50 puntos básicos podría interpretarse como una postura cautelosa, tendencia que ha prevalecido en las últimas reuniones y en los países vecinos. Sin embargo, una cautela excesiva también puede ser peligrosa. Las tasas reales se mantienen en terreno contractivo y podrían provocar un aterrizaje brusco, con efectos negativos en la estabilidad macroeconómica y el bienestar de la población.

Una disminución de 75 puntos básicos o superior podría sugerir un cambio hacia una postura menos restrictiva, con efectos positivos en la actividad económica, pero aumentaría el riesgo de presiones inflacionarias persistentes. La indexación en servicios como arriendos ha resultado ser más alta de lo anticipado, con otros potenciales riesgos al alza como el incremento del ACPM. Una fuerte aceleración también reduce rápidamente el diferencial de tasas con países desarrollados, disminuyendo la entrada de capitales y provocando una depreciación que, a su vez, presione la inflación. Todo esto se agrava por la delicada situación fiscal y el aumento de la deuda pública, representando otro riesgo de confianza y salida de capitales para el país.

En cualquier caso, una comunicación clara y precisa será fundamental para mantener la credibilidad del Banco. Las decisiones que se tomen en los próximos meses serán determinantes para abordar la desafiante coyuntura de estanflación y lograr su objetivo máximo de preservar la capacidad adquisitiva de los hogares.

CÉSAR PABÓN CAMACHO
Director Ejecutivo de Investigaciones Económicas de Corficolombiana.

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¿Cautela o relajamiento?

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14.03.2024

La próxima semana tendrá lugar una nueva reunión de la Junta del Banco de la República. Los indicadores económicos recientes muestran un crecimiento más débil (0,6%), conjugado con una inflación que, aunque ha cedido (del 9,3% en diciembre al 7,7% en febrero), sigue lejos del objetivo del Banco (2-4%) y al promedio regional.

Además, tanto el déficit de la cuenta corriente como las expectativas de inflación continúan descendiendo. Estos datos sugieren que las condiciones están dadas para la aceleración en la reducción de la tasa de intervención frente a los 25 puntos básicos de las últimas reuniones. La incertidumbre recae en la magnitud de esta reducción, que podría variar entre 50, 75 o incluso 100 puntos básicos. Esta decisión será........

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