“Era callejero por derecho propio, su filosofía de la libertad fue ganar la suya sin atar a otros y sobre los otros no pasar jamás...libre como el viento era nuestro perro”. Con ese verso de la canción Callejero de Alberto Cortéz inició Juan Carlos Henao su discurso en el acto de graduación al que fue invitado por la Universidad de los Andes. Y agregó:
“¡Ese comportamiento del perro refleja bien mis propias convicciones!”.

En su memoria conversada con Isa López se reconocía así: “Soy una persona sana que no hace daño a nadie ni siquiera en los momentos de conflictos y confrontaciones”. Como dijera de él la excanciller, María Angela Holguín: “Juan Carlos Henao era un extraordinario ser humano, que nunca pensaba mal de nadie, a quien cuando le hacían daño le costaba entender que muchas veces la condición humana es ingrata y envidiosa”.

Al defender la Constitución de Rionegro de 1863 Henao reivindicó su apoyo a la educación pública, la autonomía de las regiones, la apuesta por la modernidad y la tolerancia frente a la diversidad.

Estaba inspirada en el libre desarrollo de la personalidad y condujo a la libertad de los esclavos, la libertad de imprenta, de enseñanza y de cultos; a la separación iglesia-Estado, a la abolición de la pena de muerte, al establecimiento del matrimonio civil, el divorcio y los jurados de conciencia.

Pese a la independencia de España la economía mantenía rezagos coloniales y los liberales desamortizaron las tierras de la iglesia, eliminaron impuestos y el estanco del tabaco, liberando así las fuerzas productivas.

Frente a las criticas sesgadas que los conservadores hacen al supuesto desorden fiscal del período radical, Kalmanovitz y Ocampo han demostrado que ello no fue así.

Además los radicales introdujeron el telégrafo, la navegación comercial por el Río Magdalena, la construcción de ferrocarriles, se hizo la reforma educativa con asesoría alemana y se creó la Universidad Nacional.

En la Corte Constitucional Henao apoyó la sentencia contra la segunda reelección
de Uribe y participó en las sentencias sobre matrimonio igualitario, respeto a las minorías y desplazados, recicladores y derechos a la salud.

Además, Henao fue negociador en el proceso de paz con las Farc y tuvo incidencia decisiva en el diseño de la JEP, pero se quejaba de que se dijeron muchas mentiras para derrotar en el plebiscito la aprobación de los acuerdos.

Cuando las críticas al proceso de paz con las Farc arreciaban en el país, un colega le preguntó a Henao si su compromiso
con la paz no ponía en riesgo la institución que regentaba. Henao respondió: “Cuando la Regeneración conservadora impuso la educación confesional y clausuró la libertad de cátedra, los maestros liberales dejaron los libros y empuñaron las armas en defensa de los derechos y las libertades. ¿Por qué no debería yo comprometerme en la búsqueda de la paz?”.

Beethoven Herrera Valencia

Profesor Emérito de la Universidad Nacional de Colombia y Universidades Javeriana y Magdalena.

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Henao, libertades, derecho y paz

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22.01.2024

“Era callejero por derecho propio, su filosofía de la libertad fue ganar la suya sin atar a otros y sobre los otros no pasar jamás...libre como el viento era nuestro perro”. Con ese verso de la canción Callejero de Alberto Cortéz inició Juan Carlos Henao su discurso en el acto de graduación al que fue invitado por la Universidad de los Andes. Y agregó:
“¡Ese comportamiento del perro refleja bien mis propias convicciones!”.

En su memoria conversada con Isa López se reconocía así: “Soy una persona sana que no hace daño a nadie ni siquiera en los momentos de conflictos y confrontaciones”. Como dijera de él la excanciller, María Angela Holguín: “Juan Carlos Henao era un extraordinario ser humano, que nunca pensaba mal de nadie, a........

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