El pasado 26 de abril la empresa General Motors Colmotores (GM) anunció el cierre de su planta en Bogotá. El cambio en el modelo de negocio, una operación industrial de apenas el 9%, así como las bajas expectativas frente a exportaciones y competitividad, son las variables más importantes en esta decisión.

El comunicado oficial es cauto en mencionar las nefastas e inexistentes políticas industriales de este Gobierno, que, además de declararse enemigo de la libre empresa, ahora pretende mantener los empleos de la planta a fuerza de intervención y decretos, como pasa en la vecina Venezuela.

Colombia es un mercado pequeño para la industria automotriz, y después de la pandemia los números en ventas han ido cayendo dramáticamente. Competir con industrias como la brasileña se hace imposible, y no permite las economías de escala para que una ensambladora - y exportadora - sean viables.

Los altos costos de la energía, la alta carga tributaria, así como los costos de transacción, aunado a las amenazantes reformas y una infraestructura vial y portuaria deficiente, no nos hace competitivos en este mercado.

De acuerdo con el Grupo Proindustria, desde 2012 la industria automotriz ha caído de un 2,8% a un 1,76% del PIB manufacturero, los tratados de libre comercio y la ausencia de políticas de Estado para el sector han ido marchitando una industria que alcanzó a tener en el país tres plantas ensambladoras de grandes marcas.

Para 2023 el aporte del sector al PIB total fue del 0,2%, el cierre de General Motors no solo afecta la producción automotriz, sino los miles de empleos indirectos que esta industria generaba, lo que es otro síntoma de la paulatina destrucción de empleo y falta de cadenas productivas.

Si usted tuvo un vehículo de General Motors, usted hizo parte de esta historia que fue también la historia del progreso, si alguna vez visitó la planta seguro lo maravilló la capacidad industrial y una ciudad dentro de la ciudad, en donde convivían ingenieros, operarios, ejecutivos y contratistas.

En lo personal me duele mucho su cierre, pues tuve el gusto de conocer y trabajar indirectamente como proveedor en General Motors, se cierra también un capítulo de la historia familiar, nacional y empresarial, lo que espero no sea un dominó más en el “schu - schu - schu” al que tristemente nos hemos empezado a acostumbrar en diferentes sectores e industrias.

El asado de fin de año con los trabajadores y operarios siempre me traerá gratos recuerdos, cuando alguna vez fuimos parte de General Motors, hoy se siente como si un amigo se fuera, muriera, ojala pronto regrese o resucite, por el bien de todos sus trabajadores, proveedores y de todos los colombianos.

Por esto y mucho más, los invito a escuchar un sesudo análisis de la economía colombiana por el también columnista de Portafolio, Camilo Herrera, en ‘Al Punto’ Podcast.

ANDRÉS BARRETO GONZÁLEZ
​Exsuperintendente de Industria y Comercio.
directorgeneral@delaespriellalawyers.com

QOSHE - Goodbye GM - Andrés Barreto
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Goodbye GM

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08.05.2024

El pasado 26 de abril la empresa General Motors Colmotores (GM) anunció el cierre de su planta en Bogotá. El cambio en el modelo de negocio, una operación industrial de apenas el 9%, así como las bajas expectativas frente a exportaciones y competitividad, son las variables más importantes en esta decisión.

El comunicado oficial es cauto en mencionar las nefastas e inexistentes políticas industriales de este Gobierno, que, además de declararse enemigo de la libre empresa, ahora pretende mantener los empleos de la planta a fuerza de intervención y decretos, como pasa en la vecina Venezuela.

Colombia es un mercado pequeño para la industria automotriz, y después de la pandemia los números en ventas han ido cayendo dramáticamente.........

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