«Si quieres que algo se haga pronto y bien, hazlo tú mismo o nombra un responsable, pero si lo que realmente quieres es que algo no funcione y se demore eternamente —si eso es lo que de verdadquieres–, entonces, solo entonces, crea una comisión”.

Ese fue uno de los inolvidables enunciados que escuché en la primera clase de uno de aquellos avanzados cursos que sobre «Gestión Sanitaria» realicé en la Universidad Politécnica de Valencia, siendo gerente regional del 061 de la Comunidad Autónoma de Murcia, allá por el año 2001. Desde entonces, esta máxima siempre me ha acompañado en los distintos cargos de gestión que he ido desempeñando en las diversas etapas de mi vida laboral y , nunca, nunca jamás la he olvidado por toda la objetividad y la verdad que encierra en sí sobre su escasa y nula efectividad, pese a la sencillez de su enunciado.

Esta célebre frase, que se le atribuye al emperador Napoleón I Bonaparte (1769 – 1821), me viene a la cabeza cada vez que —por pitos o por flautas en alguna administración, sea pública o privada, y muy especialmente en las Cortes Generales del Gobierno Sanchista— se anuncia su creación y desarrollo —a bombo y platillo en todos los medios informativos (prensa, radio y televisión) y de cara a la galería, para así poder nadar y guardar la ropa— para resolver un grave problema que afecta, no solo a toda la ciudadanía, sino al Gobierno y al principal partido de la oposición, ya que la verdad, la dignidad, la objetividad y la eficacia de estas «despechadas» comisiones suelen brillar muy intensamente por su objetiva, grandiosa y manifiesta ausencia.

La mayoría de estudiosos suelen atribuirsela al gran emperador Napoleón I Bonaparte (1769 -1821) y otros, sin embargo, se la achacan al que fuera, en su día, presidente de Argentina, Juan Domingo Perón(1895-1974), pese a que las malas lenguas aseguran que este la tomó de Napoleón, quien a su vez se la «apropió» de la célebre campesina de Orleans, Jeanne d’Arc «la Poucelle»(1412-1431).

Lo que sí es cierto es que cualquiera de los dos «presuntos» autores no andaban demasiado lejos de la verdad sobre ella, al sentenciar ambos aquello de : «Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable, pero si quieres que el problema perdure, crea una comisión».

En España somos muy dados a este tipo de iniciativas mediáticas, aunque, después y aparentemente, nadie cae en la cuenta de que, además del esfuerzo y gasto inicial en crear esas inútiles y especiales comisiones, luego hay que hacer algo con ellas, algo así como asegurarse, por encima de todo, de que van a servir para algo útil y necesario, que todo lo que se debata en ellas se va a ver y también se va a saber y, sobretodo, que se van a cumplir todos los objetivos para los que han sido creadas. De no ser así…son mucho más innecesarias e inútiles de lo que en realidad son, pues —tal y como están concebidas y elaboradas— suelen serlo y mucho. Interesa mucho a los que suelen crearlas que –aunque los motivos sean diferentes e incluso muy contrarios— éstas no sirvan para nada, excepto para perder el tiempo mareando la perdiz y hacer creer al pueblo llano en su utilidad, aunque al final solo nos conduzcan a ninguna parte o como mucho a «Terabithia», esa realidad de un mundo fantástico, en el que los perturbadores y creadores de los conflictos sociales y políticos coexisten y tienen vida propia.

El terminar con las distintas etiologías y las autorías relacionadas con la recién creada doble «comisión especial de investigación» –una en cada cámara legislativa de las Cortes Generales— se ha convertido en lo más «in» y en la palabra actual más de moda para el mayor partido de la oposición y, de manera especial, para todo el Gobierno de Sánchez, dadas las especiales circunstancias de las corruptas mordidas de «la banda del Peugeot 407». En ellas están bastante involucradas desde importantes empresarios hasta asesores de exministros, actuales ministros en activo…y hasta la mismísima presidenta del Congreso, «la dona» Francina Armangol, e incluso –ya se dice, se argumenta y es cada vez más «vox populi» en casi todos los medios informativos públicos y privados— alguien muy importante, muy especial y muy allegado al más íntimo y familiar círculo del propio presidente del Gobierno…

El Congreso constituyó el pasado martes, 2 de abril, la «Comisión especial de investigación» –sobre los contratos de diversos materiales sanitarios de emergencia durante la pandemia del Covid-19— impulsada por el PSOE y forzada por las presiones del PP tras estallar el llamado «caso Koldo» que ya se cobró su primera pieza en forma de cese fulminante del exministro Ábalos y su pase a la bancada del Grupo Mixto. Con ella los socialistas pretenden «examinar» e «investigar» durante cuatro meses los contratos del material anti Covid-19 de la Administración General del Estado –entre ellos los del caso Koldo–pero sin dejar de revisar, a su vez, el resto de los varios y diversos procedimientos de contratación en otras administraciones autonómicas implicadas.

Al mismo tiempo, en el Senado va a funcionar en paralelo otra «comisión especial» que investigará únicamente la supuesta trama de cobro de las millonarias comisiones por contratos para la venta de mascarillas —por la que fue detenido el ex asesor del ministerio de Fomento Koldo García Izaguirre.

De momento —salvo algún cambio de última hora—, de entre los que van a ser citados para comparecer en las comisiones del Congreso y del Senado, son ya 84 las personas relacionadas con la fraudulenta compra de material sanitario en la pandemia. El Partido Sanchista (PS) en su listado ha incluido a Ayuso, Tellado, Armengol, Illa, a Ángel Víctor Torres (expresidente de las Islas Canarias y ministro de Política Territorial) y a Víctor Francos (jefe de gabinete de Illa en el Ministerio de Sanidad), al alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida, a su actual número dos, Inmaculada Sanz, a Borja Fanjul, presidente del pleno municipal madrileño y a los empresarios Alberto Luceño y Luis Medina, investigados por la presunta estafa al Ayuntamiento de Madrid.

Aunque en un principio el PS (Partido Sanchista) descartó que Ábalos compareciese en esta comisión, ha dado marcha atrás y, al final, tendrá que explicar el «quid» sobre el caso de su ex asesor Koldo en la compra de mascarillas –durante la pandemia del Covid-19– tras negociar con sus socios de investidura y aceptar que el que fue secretario de Organización del PSOE comparezca en la Cámara Baja.

Por su parte, el PP de Núñez Feijóo ha pedido que acudan y comparezcan 67 personas en la comisión de investigación del Congreso –las mismas 58 que ya plantearon en la comisión del «caso Koldo» en el Senado–, más otras doce personas en la que destacan nombres como los de las ex ministras Nadia Calviño y Reyes Maroto –por asuntos «vinculados» con Begoña Gómez, la mujer del presidente del Gobierno– según las noticias de RTVE.ES/AGENCIAS, que se publicaron el pasado día 11/04/2024. El PP ha excluido «a priori» –al menos en una primera fase— tanto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como a su mujer, Begoña Gómez, por los presuntos conflictos de intereses en los que habrían incurrido al otorgar subvenciones a empresas que mantenían relaciones laborales

Después de tanto bombo y platillo con el que se ha anunciado su creación, es de esperar que en esta ocasión falle la consabida máxima –«si quieres que algo no funcione, crea una comisión»– presente y muy citada en todos los actuales manuales y cursos de gestión que se presten de serlos. En su lugar, nos gustaría y mucho, que la que si figure y predomine en todas estas comparecencias y en sus sesiones, sea esa otra máxima que algunos dicen que fue también el gran Napoleón quien dijo: «Nada es más difícil, y por tanto, más precioso que poder decidir». El emperador de Francia no se cortó lo más mínimo cuando —en franca alusión y referencia a la máxima en forma de consejo y complemento a la anterior ha pasado a la historia como: «Tomate tu tiempo para deliberar, pero una vez llegue el momento de actuar, deja de pensar… y actúa».
Sea esta o no una frase apocrifa, la experiencia ha confirmado y demostrado que sigue siendo de rabiosa actualidad y, por ende, goza de notable eficacia y prevalencia en la actualidad. Sería muy conveniente e incluso necesario que el espíritu y la letra de ambas máximas fuesen tenidas muy en cuenta por todos y cada uno de los miembros de ambas comisiones especiales de investigación del Gobierno y del mayor partido de la oposición, el PP de Núñez Feijóo. Esta es la única manera de que sean realmente útiles para el fin que han sido creadas y así podría desaparecer de los manuales de gestión esta primigenia y despectiva máxima que resume la teoría de la inutilidad, la de «crear una comisión especial de investigación para que nada funcione».

Quizá tampoco coincidan en ese concepto ni el Gobierno de Sánchez ni el PP de Feijóo, ya que el actual «estatus» de esta difícil y concreta situación socio-política no solo es antagónico sino también díametralmente opuesto por sus graves y transcendentales consecuencias para la futura gobernabilidad de España.

Esto acaba de empezar. Se ha subido el telón político y el trágicómico espectáculo de las Comisiones de investigacion en la Cámara Alta y Baja nadie sabe cuántos actos van a tener y, por tanto durar. Sólo nos queda exclamar como lo hizo Julio Cesar al cruzar el Rubicón: >(¡La suerte está echada!).

Pedro Manuel Hernández López, médico jubilado, Lcdo. en Periodismo y ex senador por Murcia.

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«Si quieres que algo no funcione…crea una «comisión»»

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22.04.2024

«Si quieres que algo se haga pronto y bien, hazlo tú mismo o nombra un responsable, pero si lo que realmente quieres es que algo no funcione y se demore eternamente —si eso es lo que de verdadquieres–, entonces, solo entonces, crea una comisión”.

Ese fue uno de los inolvidables enunciados que escuché en la primera clase de uno de aquellos avanzados cursos que sobre «Gestión Sanitaria» realicé en la Universidad Politécnica de Valencia, siendo gerente regional del 061 de la Comunidad Autónoma de Murcia, allá por el año 2001. Desde entonces, esta máxima siempre me ha acompañado en los distintos cargos de gestión que he ido desempeñando en las diversas etapas de mi vida laboral y , nunca, nunca jamás la he olvidado por toda la objetividad y la verdad que encierra en sí sobre su escasa y nula efectividad, pese a la sencillez de su enunciado.

Esta célebre frase, que se le atribuye al emperador Napoleón I Bonaparte (1769 – 1821), me viene a la cabeza cada vez que —por pitos o por flautas en alguna administración, sea pública o privada, y muy especialmente en las Cortes Generales del Gobierno Sanchista— se anuncia su creación y desarrollo —a bombo y platillo en todos los medios informativos (prensa, radio y televisión) y de cara a la galería, para así poder nadar y guardar la ropa— para resolver un grave problema que afecta, no solo a toda la ciudadanía, sino al Gobierno y al principal partido de la oposición, ya que la verdad, la dignidad, la objetividad y la eficacia de estas «despechadas» comisiones suelen brillar muy intensamente por su objetiva, grandiosa y manifiesta ausencia.

La mayoría de estudiosos suelen atribuirsela al gran emperador Napoleón I Bonaparte (1769 -1821) y otros, sin embargo, se la achacan al que fuera, en su día, presidente de Argentina, Juan Domingo Perón(1895-1974), pese a que las malas lenguas aseguran que este la tomó de Napoleón, quien a su vez se la «apropió» de la célebre campesina de Orleans, Jeanne d’Arc «la Poucelle»(1412-1431).

Lo que sí es cierto es que cualquiera de los dos «presuntos» autores no andaban demasiado lejos de la verdad sobre ella, al sentenciar ambos aquello de : «Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable, pero si quieres que el problema perdure, crea una comisión».

En España somos muy dados a este tipo de iniciativas mediáticas, aunque, después y aparentemente, nadie cae en la........

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