Julián Redondo

Ahora que tanto se habla de amor, contra el Bayern el Madrid dio calabazas al fútbol: no encandiló, pero arañó un punto que en Múnich y en una semifinal europea vale un potosí. Reconoció Ancelotti que no estuvieron finos y empataron (2-2). Después de 20 minutos infernales, Kroos sacó un pase de la chistera y Vinicius amansó a la fiera. Refugiado en la zaga, el Madrid empezó marcando; aunque defensivamente no cuajó un buen partido. Causante principal de la avería, el equipo de Tuchel, también flojo en la retaguardia.

A dos victorias de la decimoquinta, el Madrid tiene tanto derecho a soñar como Carlo Ancelotti a rebajar la euforia. Calma, exige. Hay que ganar al Bayern en el Bernabéu. A ese Bayern que no es el mejor de su historia, que está lejos de aquel equipo que levantó seis Copas de Europa, pero que compite con la fiabilidad de la marca alemana. Y luego, que pase el siguiente para continuar con el romance blanco, posiblemente el PSG; quizá el Borussia Dortmund, la cenicienta de cuartos. Ya en la final, de Ancelotti y sus pupilos se puede esperar lo mejor. Como de costumbre. El dicho ese de que las finales se juegan y se ganan es muy madridista. Tanto que, a menudo, alcanza la meta a trompicones, pero la cruza. Su norma es triunfar, un hábito del que muy pocos se atreven a presumir.

Gana las finales porque es un superviviente que en las etapas intermedias se agarra a la vida como Tom Hanks al balón del náufrago a punto de la rendición. Nunca se da por vencido, ni siquiera cuando Ancelotti, uno de los mejores entrenadores del mundo, se oscurece por falta de chispa. También yerra. Pero sabe cómo brillar: se refugia en la defensa, contragolpea y vence. Parece sencillo.

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Romance blanco

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02.05.2024

Julián Redondo

Ahora que tanto se habla de amor, contra el Bayern el Madrid dio calabazas al fútbol: no encandiló, pero arañó un punto que en Múnich y en una semifinal europea vale un potosí. Reconoció Ancelotti que no estuvieron finos y empataron (2-2). Después de 20 minutos infernales, Kroos sacó un pase de la chistera y Vinicius amansó a la fiera. Refugiado en la zaga, el Madrid empezó marcando;........

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