Es curioso ver cómo hay políticos que se enfundan en la bandera de un territorio o país para tratar de justificar sus más espurios deseos. Ya lo hizo en su momento Jordi Pujol, diciendo que las imputaciones de su enriquecida familia eran ataques contra Cataluña, o el mismísimo Franco al culpar al contubernio judeo-masónico de sus maniobras contra España. En el fondo son los intereses personales los que priman tras esas ínfulas estatalistas, pero cuesta más reconocer la verdad que soltar una inverosímil soflama. Ahora ha llegado el momento de pedir lealtad a un partido para ser desleal con un país, y ese precio puede ser demasiado alto tras tanta debacle electoral. Por tanto, ya no hay marcha atrás y no habrá el mínimo escrúpulo para llegar tan lejos como sea necesario. ¿Qué recursos le quedan a la democracia cuando el ansia de poder nubla los sentidos?

Parece mentira que todavía haya políticos que pidan un cheque en blanco para que no gobiernen otros. Como si eso no fuera un derecho de los ciudadanos y una salvaguarda de los estados democráticos. Gobernar es convencer a los ciudadanos, no vencer a cualquier precio. Es evidente que pocos apoyarían hoy a un partido que quisiera echar al socialismo o al comunismo de las instituciones, como se planteaba en los países aliados tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, volvemos a escuchar mensajes, dentro de sedes políticas, justificando el asalto al poder con tal de que no gobierne la derecha. Es evidente que los que profieren estas ideas no son capaces de valorar lo mucho que costó la democracia en nuestro país y el enorme precio que tiene la libertad de voto de los ciudadanos.

Ahora ya la amnistía ha dejado de ser un secreto a voces. La comisión de una ilegalidad de tal calibre, situando a jueces y fiscales ante el horizonte de anular sus decisiones, es algo aterrador. Tratar de olvidar la malversación de dinero público, los crímenes de ETA o el golpe de estado en Cataluña, como si nada hubiera pasado, es una indignidad contra la memoria de un pueblo que bastante ha sufrido ya con todos estos hechos. Porque olvidar algunos delitos, para mayor gloria de la clase política, es un atentado contra los ciudadanos que sí debemos cumplir la ley, salvo que se comulgue con Honore de Balzac: “Las leyes son como las telas de araña, a través de las cuales pasan libremente las moscas grandes y quedan enredadas las pequeñas”

QOSHE - Por las Españas - Salvador Merino
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Por las Españas

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30.10.2023

Es curioso ver cómo hay políticos que se enfundan en la bandera de un territorio o país para tratar de justificar sus más espurios deseos. Ya lo hizo en su momento Jordi Pujol, diciendo que las imputaciones de su enriquecida familia eran ataques contra Cataluña, o el mismísimo Franco al culpar al contubernio judeo-masónico de sus maniobras contra España. En el fondo son los intereses personales los que priman tras esas ínfulas estatalistas, pero cuesta más reconocer la verdad que soltar una inverosímil soflama. Ahora ha llegado el momento de pedir lealtad a un partido para ser desleal con un........

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