En 1956 John Huston adaptó a la gran pantalla la obra del escritor Herman Melville, Moby Dick, protagonizada por Gregory Peck en el papel del capitán Ahab. Esta historia muestra la obsesión y el espíritu autodestructivo con el que un hombre llevó a su tripulación hasta la muerte por tal de cazar a la gran ballena blanca. Hoy vivimos nuevamente esa época donde un líder, al frente de un partido, es capaz de llevarlo hasta su desaparición con tal de lograr el poder. Y el precio sigue sin parecerle demasiado alto, porque su fin justifica cualquier medio.

Se abren nuevos tiempos al frente del gobierno de España. A la cabeza un desconocido mediador internacional, cual república bananera, al que ahora se apresuran en rebajar al cargo de acompañante o coaching, porque parece más “cool”. Tras él, y por orden de escalafón, un fugado de la justicia que sólo obedecerá las órdenes del Parlament, siempre que el Parlament dicte, evidentemente, lo que él considere oportuno. Y en último lugar del triunvirato, el líder del partido que perdió las elecciones y que acepta ir de invitado para que no gobiernen los otros democráticamente elegidos. Es evidente que toda esta ironía tendría gracia si no generase la enorme preocupación que ha llegado a la población. Las principales instituciones del Estado han puesto pie en pared ante las intromisiones jurídicas y comisiones de investigación que aparecen junto el epígrafe del “lawfare”, redactado en los documentos firmados por el PSOE y Junts. Es incomprensible como un partido que tuvo una idea de España como país haya cambiado su modelo de solidaridad e interdependencia de los territorios por el de insolidaridad e independencia de los mismos. Pero aún cuesta más comprender que los que pidieron el voto para que no gobernara la derecha, se hayan entregado a la derecha más reaccionaria y supremacista que supervive en un par de regiones españolas.

Hoy los socialistas tratan de justificar todo lo injustificable. Pero ya tanta “convivencia”, “paz social” o “gobierno progresista” no convencen a nadie y el alto precio pagado tampoco. Recibir el rechazo institucional generalizado era lo menos que se podía esperar de tantas cesiones y soberbia. Exigir ahora que tengan otros la mesura que no se ha querido tener en las negociaciones es un despropósito. Vienen tiempos difíciles, confiemos en que, en esta troika, Puigdemont tome el timón de la nave.

QOSHE - El capitán Ahab - Salvador Merino
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El capitán Ahab

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13.11.2023

En 1956 John Huston adaptó a la gran pantalla la obra del escritor Herman Melville, Moby Dick, protagonizada por Gregory Peck en el papel del capitán Ahab. Esta historia muestra la obsesión y el espíritu autodestructivo con el que un hombre llevó a su tripulación hasta la muerte por tal de cazar a la gran ballena blanca. Hoy vivimos nuevamente esa época donde un líder, al frente de un partido, es capaz de llevarlo hasta su desaparición con tal de lograr el poder. Y el precio sigue sin parecerle demasiado alto, porque su fin justifica cualquier medio.

Se abren nuevos tiempos al frente del........

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