Lo sabe usted, doña Rosita, que ha estudiado hasta quemarse las pestañas y estar a punto de ser dramáticamente atropellada por uno de esos velocípedos a motor que pululan por nuestra villa. Lo sabe usted, que leyó a los clásicos y al inefable Shopenhauer. A falta de otros argumentos para llevar las ascuas a tus sardinas, presentarlas junto a otros hechos que todos damos por ciertos dota a los nuestros de la pretendida veracidad. Por eso, si queremos defender cualquier proyecto puesto en cuestión –piense solo a modo de ejemplo en el hotel del puerto–, no necesitamos explicar cómo abrirá la ciudad al mar ni logrará la continuidad urbana después de la árida caminata de un kilómetro por el paseo de Levante. Basta con enumerar el proyecto de marras a renglón seguido de los grandes hitos urbanísticos de la urbe. Y si con esta estrategia aún no le vale, puede intentarlo con la del agravio comparativo.

Málaga ha crecido de espaldas al mar ¡aislando su puerto con una valla! Lo normal y como las demás ciudades. Todos los puertos están vallados. Pero pensar que la construcción de un hotel de cinco estrellas gran lujo nos va a revelar el paisaje excepcional que usted ya descubrió aquellas noches románticas en las que se desplazaba al dique de levante a compartir una hamburguesa dentro de un Simca 100, es pensar mucho. La antigua Casa Botes era hasta hace unos años un lugar donde una malagueña media como usted podía comer bien, a precio razonable y disfrutando de una excepcional vista del puerto. La calidad arquitectónica de su restauración no admite un reparo, cosa distinta al precio de la carta.

Como usted bien sabe, el precio del gin tonic on the rocks es proporcional a la altura sobre el nivel del mar del bar donde se degusta. Dado que la del hotel del puerto duplicará a la del Málaga Palacio, sospecho que nosotros, pobre mortales, agotaremos nuestros días tomando una cerveza en el rebalaje. Y le digo todo esto porque creo que usted carece de una visión dinámica que le impide construir desde el conocimiento y la creatividad para responder a tiempo a los requerimientos del lugar. Y no es un argumento ad hominem, sino la constatación de que usted, persona anclada en la nostalgia, no se ha dado cuenta que lo que el sitio y esta época requiere es seguir haciendo caja a costa de desnaturalizar una ciudad que ya ha convertido su centro en un lugar inhóspito para muchos malagueños.

QOSHE - Shopenhauer hotelero - Antonio Vargas Yáñez
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Shopenhauer hotelero

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28.01.2024

Lo sabe usted, doña Rosita, que ha estudiado hasta quemarse las pestañas y estar a punto de ser dramáticamente atropellada por uno de esos velocípedos a motor que pululan por nuestra villa. Lo sabe usted, que leyó a los clásicos y al inefable Shopenhauer. A falta de otros argumentos para llevar las ascuas a tus sardinas, presentarlas junto a otros hechos que todos damos por ciertos dota a los nuestros de la pretendida veracidad. Por eso, si queremos defender cualquier proyecto puesto en cuestión –piense solo a modo de ejemplo en el hotel del puerto–, no necesitamos explicar cómo abrirá la........

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