En el Congreso de los Diputados hay barra libre contra los jueces. Nunca se les había insultado con tal saña. Se les llama prevaricadores, corruptos y hasta golpistas. Sus señorías de la mayoría de la investidura atizan con nombres y apellidos a los magistrados mientras la presidenta de la cámara, Francina Armengol, contempla impávida al espectáculo. El atril del Congreso es el escenario de una sesión de "power slap" contra los jueces. Darles a los jueces con la mano abierta es el último rito de iniciación parlamentaria de la izquierda y los nacionalistas. He ahí a Gerardo Pisarello, de Sumar, o la nueva sensación de ERC, Pilar Vallugera, en sana competencia con el gallego Rego y con el tremendo versolari Iñarritu. La amnistía no la aprobaron, pero a los sospechosos habituales (García-Castellón, Marchena y ahora también el juez de Barcelona Aguirre que entiende sobre la trama rusa y Negreira) les dieron la del pulpo y la del inglés.

Se intensifican los avisos y las amenazas. El Gobierno ha asumido el cuento del "lawfare" y ha puesto en el punto de mira a los jueces que molestan a los separatistas. Van a por ellos. Las comisiones parlamentarias pactadas con Puigdemont y Junqueras serán auténticos juicios revolucionarios contra togados, policías y periodistas. Y se hará con ellos lo que diga la Fiscalía, según han dicho Sánchez y Bolaños. De modo que los jueces "implicados" en los casos de separatistas (ya sea por corrupción, rebelión, malversación, terrorismo, traición o por comprar árbitros) están advertidos. Tendrán que comparecer en calidad de acusados sin derecho a abogado ante jueces como Rufián, Aizpurúa y Nogueras. Responderán de sus actuaciones. Suerte que ya no hay pena capital.

Lo raro es que haya sido un diputado de ERC en el Parlament el que se haya fugado de España en vez de los jueces. El caso del joven Ruben Wagensberg es otra de esas estampas catalanas del procés. Un chico de buena familia que dice sentir "pánico" a una "detención arbitraria", un hombre que refiere episodios de ansiedad al estar encausado en el sumario del Tsunami Democràtic, esa respuesta del independentismo a la sentencia del Tribunal Supremo sobre el golpe de Estado del 1-O que se saldó con el fallecimiento de un jubilado francés y la muerte en vida de tres agentes de la Policía Nacional. Así que Wagensberg se ha ido a Suiza, desde donde ha pedido la baja médica de lo suyo de diputado para salvaguardar su salud mental en Ginebra hasta que escampe. Es verdaderamente inaudito. Se ríen de todo el mundo. ¿De verdad quiere hacernos creer el muchacho Wagensberg que siente 'pánico' ante el riesgo de una 'detención arbitraria'? Pero si gobiernan ellos...

Wagensberg, esa nueva víctima de la represión del Estado profundo español, un hombre torturado, amenazado por los jueces, en grave riesgo de dar con sus huesos en una mazmorra de la Benemérita en la meseta. Perseguido por el franquismo cincuenta años después de la muerte de Franco. Y eso que es diputado autonómico de ERC, el partido que gobierna en Cataluña, aliado del Gobierno de Sánchez. Son unos genios. Verdugos que afilan la hoja de la guillotina mientras gimen como víctimas.

QOSHE - Wagensberg, un hombre torturado y los jueces - Pablo Planas
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Wagensberg, un hombre torturado y los jueces

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01.02.2024

En el Congreso de los Diputados hay barra libre contra los jueces. Nunca se les había insultado con tal saña. Se les llama prevaricadores, corruptos y hasta golpistas. Sus señorías de la mayoría de la investidura atizan con nombres y apellidos a los magistrados mientras la presidenta de la cámara, Francina Armengol, contempla impávida al espectáculo. El atril del Congreso es el escenario de una sesión de "power slap" contra los jueces. Darles a los jueces con la mano abierta es el último rito de iniciación parlamentaria de la izquierda y los nacionalistas. He ahí a Gerardo Pisarello, de Sumar, o la nueva sensación de ERC, Pilar Vallugera, en sana competencia con el gallego Rego y con el tremendo versolari Iñarritu. La amnistía no la aprobaron, pero a los sospechosos habituales........

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