Las dos conclusiones más evidentes del resultado de las elecciones en Galicia son: Sánchez ha sufrido un revolcón en su proyecto de instaurar gobiernos extremistas y populistas en diversos puntos de España. En Galicia ha hundido a su partido, que ha obtenido un pésimo resultado, y estaba dispuesto a aupar a la Presidencia de la Xunta a la candidata nacionalista del BNG. La segunda conclusión: la victoria clara del PP es un grave contratiempo para Sánchez y afianza a Feijóo en el liderazgo del partido que ganó las elecciones generales del 23-J, pero que no llegó al Gobierno.

Pero quien piense que esto significa que el jefe del sanchismo está tocado de muerte, se equivoca. Está destrozando, electoral e ideológicamente, a su partido, pero él irá a lo único que le importa: seguir en el poder al precio que sea. En las próximas semanas cerrará con los del prófugo Puigdemont un acuerdo sobre la ley de amnistía para poder seguir contando con sus siete votos. Todo lo demás le da igual.

Otra cosa es que lo que ha sucedido en Galicia, no le venga nada bien. La victoria por mayoría absoluta del PP es una muestra que la sociedad está viva, y que esa mayoría social que se opone a las políticas suicidas de Sánchez, a sus pactos con lo peor de cada familia, a su constante empeño de poner a España en manos de los independentistas, a no respetar la igualdad de los españoles independientemente del lugar donde vivan, a sus ataques al poder judicial, etc. ha reaccionado, de momento, en Galicia, propinando un severo correctivo a Sánchez. También se lo ha dado a su socio de coalición: esa cosa indefinida que es Sumar, que con su líder al frente, la gallega Yolanda Díaz, no han conseguido ni un solo escaño, y sólo ha tenido el 1,90% de los votos. Ha sacado menos votos que pellets recogidos con ese colador de cocina que llevó un día a una playa de su tierra natal.

Aun así, el jefe del sanchismo no se rendirá. Seguirá con su suicida plan de llevar a España al borde del abismo democrático. Sánchez tiene una cita electoral complicada en el País Vasco, ya que la polarización de la campaña entre el PNV y Bildu va a ser brutal. Es evidente que el resultado del BNG en Galicia supondrá un balón de oxígeno para Bildu. Si los herederos políticos de ETA ganan las elecciones vascas, Sánchez apoyará a su candidato a la Presidencia del Gobierno Vasco. Si gana el PNV, lo tendrá algo más complicado, porque también necesita el apoyo en el Congreso de los cinco diputados del partido de Ortuzar.

Luego llegarán las europeas el domingo 9 de junio. Serán, le guste a Sánchez o no, como la segunda vuelta de las generales del pasado 23-J. Se celebrarán en un clima muy tenso, con la ley de amnistía recién aprobada, con los recursos judiciales, con la muy probable intervención de la Unión Europea una vez conocido el alcance de la amnistía. Es decir, será la ocasión perfecta para que la sociedad española, como este domingo hizo la gallega, le proporcione a Sánchez un buen correctivo.

El PP vive estos días momentos de euforia por el resultado de Galicia, y tiene motivos para ello. Pero la vida sigue, el sanchismo está ahí, y no hay que distraerse. La amenaza del frente separatista que apoya a Sánchez y viceversa, es una realidad que los populares tienen que combatir sin cuartel. Feijóo se ha ganado a pulso la confianza, no sólo de su partido, sino de todos aquellos conciudadanos que quieren poner fin, cuanto antes y a través de las urnas, a la etapa más grave que ha vivido España desde la transición política. Una etapa que empezó con Zapatero en el 2004, que Rajoy no quiso o supo cambiar, y que Sánchez ha llevado hasta el extremo con sus pactos con quienes tienen como objetivo principal, que España deje de ser España.

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Sánchez tocado, pero no hundido

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20.02.2024

Las dos conclusiones más evidentes del resultado de las elecciones en Galicia son: Sánchez ha sufrido un revolcón en su proyecto de instaurar gobiernos extremistas y populistas en diversos puntos de España. En Galicia ha hundido a su partido, que ha obtenido un pésimo resultado, y estaba dispuesto a aupar a la Presidencia de la Xunta a la candidata nacionalista del BNG. La segunda conclusión: la victoria clara del PP es un grave contratiempo para Sánchez y afianza a Feijóo en el liderazgo del partido que ganó las elecciones generales del 23-J, pero que no llegó al Gobierno.

Pero quien piense que esto significa que el jefe del sanchismo está tocado de muerte, se equivoca. Está destrozando, electoral e ideológicamente, a su partido, pero él irá a lo único que le importa: seguir en el poder al precio que sea. En las próximas semanas cerrará con los del prófugo Puigdemont un acuerdo sobre la ley de amnistía para poder........

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