La decisión de la ejecutiva del PNV, el todopoderoso Euskadi Buru Batzar, de apartar a Iñigo Urkullu como candidato del partido a lehendakari en las próximas elecciones vascas, y la decisión del líder de Bildu, Arnaldo Otegui, de renunciar a ser el candidato de los herederos políticos de ETA, supone un cierto terremoto en el tablero político vasco. Las elecciones autonómicas deberían celebrarse en julio de 2024 —las anteriores fueron en julio de 2020 por el confinamiento que hubo en los meses anteriores debido a la pandemia del Covid— pero lo normal es que se adelanten a la primavera del próximo año.

Con unas previsiones electorales muy ajustadas entre ambas formaciones, el quién sea el candidato del PNV y de Bildu no es un tema menor. El EBB ha decidido mandar a su casa a Iñigo Urkullu, después de tres legislaturas como lehendakari, porque aparte de las desavenencias que en los últimos meses habían tenido, la ejecutiva nacionalista consideraba que era necesario —por ese miedo a perder con Bildu— buscar un revulsivo y eso pasaba por un nuevo candidato.

Han elegido a Imanol Pradales, diputado de Infraestructuras de la Diputación Foral de Vizcaya, cuyo nombre seguro que nadie conoce en Álava y en Guipúzcoa, y los muy peneuvistas de Vizcaya quizás le pongan cara. Ese va a ser el principal escollo que tenga el PNV: dar a conocer a su candidato, porque nunca antes tuvieron uno tan desconocido. Desde Garaikoetxea a José Antonio Ardanza, pasando por Ibarretxe o el propio Urkullu, todos eran personas muy conocidas en el mundo nacionalista y con un recorrido político previo, o bien en cargos institucionales o de partido.

La renuncia de Otegui a ser el candidato de Bildu es, desde su punto de vista, inteligente. Otegui tiene un pasado ligado a ETA, muy probablemente mayor que el que ha sido juzgado y condenado por los tribunales. Las informaciones publicadas hace unas semanas por El Mundo, eran muy esclarecedoras al respecto. Su candidatura podría producir un cierto rechazo, obviamente no entre su gente, sino en otros caladeros donde Bildu puede y quiere pescar votos.

Una vez que Sánchez, sin ningún tipo de tapujos, ha blanqueado en la anterior legislatura a los herederos políticos de ETA y sigue haciéndolo en la que acaba de arrancar, ha llegado la hora de que Bildu se blanquee a sí misma, y proponga un candidato o candidata que no tenga ninguna ligazón en el pasado con la actividad terrorista de ETA, que sea un rostro amable —muy probablemente apostarán por una mujer— y que sea presentada como una persona, que desde posiciones de izquierda radical, busque el progreso y el bienestar de la sociedad vasca.

Mientras tanto, Otegui se quedará al frente de la sala de máquinas de Bildu, donde conviene recordar que es Sortu —el partido que sustituyó a Batasuna— el que domina prácticamente la coalición. Otegui seguirá siendo una persona clave en el impulso que su partido quiere dar al reconocimiento de Euskadi como nación, lo que implicaría —a corto o medio plazo— activar los mecanismos previstos en la disposición transitoria cuarta de la Constitución para la anexión de Navarra a la actual Comunidad Autónoma Vasca.

Las próximas elecciones vascas van a ser una carrera, muy probablemente con foto finish, entre el PNV y Bildu, con un tercer actor —los socialistas vascos— que serán decisivos a la hora de dar su apoyo a uno u a otro. Será Sánchez el que tenga que tomar esa decisión, y en la lógica de su proyecto político radical y frentista, lo normal será que apoye a Bildu, dejando al PNV al pie de los caballos. Los de Ortuzar dicen que eso está hablado y de alguna manera atado con Sánchez, es decir, que siga la coalición PNV-PSOE con lehendakari nacionalista, pero eso sería no tener en cuenta el escasísimo valor que tiene la palabra del presidente. Si él cree que lo mejor es apoyar a los herederos políticos de ETA, lo hará sin mover un músculo. ¿Alguien lo duda?

QOSHE - PNV y Bildu mueven el tablero vasco - Cayetano González
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PNV y Bildu mueven el tablero vasco

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28.11.2023

La decisión de la ejecutiva del PNV, el todopoderoso Euskadi Buru Batzar, de apartar a Iñigo Urkullu como candidato del partido a lehendakari en las próximas elecciones vascas, y la decisión del líder de Bildu, Arnaldo Otegui, de renunciar a ser el candidato de los herederos políticos de ETA, supone un cierto terremoto en el tablero político vasco. Las elecciones autonómicas deberían celebrarse en julio de 2024 —las anteriores fueron en julio de 2020 por el confinamiento que hubo en los meses anteriores debido a la pandemia del Covid— pero lo normal es que se adelanten a la primavera del próximo año.

Con unas previsiones electorales muy ajustadas entre ambas formaciones, el quién sea el candidato del PNV y de Bildu no es un tema menor. El EBB ha decidido mandar a su casa a Iñigo Urkullu, después de tres legislaturas como lehendakari, porque aparte de las desavenencias que en los últimos meses habían tenido, la ejecutiva nacionalista consideraba que........

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