El jefe plenipotenciario del sanchismo lleva unos días quejándose de que su partido y su augusta persona no dejan de recibir insultos de la oposición, o de los medios de comunicación críticos con sus pactos suicidas e inmorales con el independentismo catalán, o con los herederos políticos de ETA. Eso sí, nada de aplicarse el cuento a uno mismo: el jefe del sanchismo nunca insulta o falta al respeto desde la tribuna del Congreso, y sus fieles lacayos —porque en el sanchismo o eres sumiso y servil, o te vas a la calle— empezando por la reina de la verborrea, María Jesús Montero, siguiendo por el pinocho Bolaños —recuerden: cinco veces dijo lo de preocupación cero en la Comisión Europea por la ley de amnistía— y acabando por el ultrasur Oscar Puente, son unos angelitos, que nunca se exceden en sus declaraciones contra la oposición, y especialmente contra el líder de esta, Alberto Núñez Feijóo.

Pero hay una cosa más grave que los insultos que se dedican unos u otros: es tomar por tontos a los ciudadanos. Y en eso, el sanchismo es imbatible. Resulta, según el argumentario sanchista repetido como papagayos por sus fieles voceros políticos y tertulianos afines, que la entrega de la Alcaldía de Pamplona a Bildu, obedece a la mala gestión de la hasta el jueves pasado primera autoridad municipal, Cristina Ibarrola, de UPN, que fue el partido más votado en las elecciones municipales del pasado 28-M. Y retroceden —dependiendo el papagayo que lo repita— a tres o cinco años para justificar esa mala gestión municipal.

Si eso fuera así, la pregunta que un ciudadano no muy ducho en las cuestiones políticas, se podría hacer sería la siguiente: Oiga, señor Jefe del sanchismo, ¿y por qué el PSOE no apoyó al candidato de Bildu en la sesión constitutiva del Ayuntamiento pamplonés el pasado 17 de junio, en lugar de permitir que saliera Alcaldesa la candidata de UPN? Ah, que usted convocó elecciones generales para el 23 de julio, al día siguiente de haberse pegado un batacazo monumental en las autonómicas y municipales del 28-M, ¿y no le venía bien que se viera su apoyo a los herederos políticos de ETA? Porque esa es la verdadera razón, y la prueba es que en cuanto el jefe del sanchismo fue investido presidente con los votos, entre otros compañeros de viaje indeseables, de Bildu, cumplió con el compromiso que tenía con "el gordo", no el de la lotería, sino con Arnaldo Otegui, y les entregó el Ayuntamiento de Pamplona.

Pero no es el único caso en el que Sánchez ha tomado por tontos a los ciudadanos. Para justificar la ley de amnistía, es sabido —porque la propaganda sanchista es muy pertinaz— que lo justificó como una medida para pacificar y favorecer la convivencia en Cataluña. Como al jefe del sanchismo le debió parecer poco creíble el argumento, mandó a su ultrasur Puente a decir que, si no se hubieran necesitado los votos del prófugo Puigdemont, seguramente no se habría planteado la amnistía, aunque luego, en una segunda explicación, se lio con el ejemplo de la mujer con la que te acabas casando porque ha quedado embarazada, ya que en el fondo la quieres.

Y cuando se tenga que reunir con Puigdemont en el extranjero. Es decir —ojo al dato, que diría García— cuando el Presidente del Gobierno de, en principio, una democracia como la española, se reúna fuera de España con un prófugo de la Justicia, al que prometió en la campaña electoral de 2019 traer a España y ponerlo a disposición de los jueces, dirá que eso es necesario para normalizar las relaciones políticas. Todo menos reconocer, el jefe del sanchismo es muy soberbio para eso, que el prófugo le tiene cogido por sálvese la parte, y tampoco quiere que le haga mucho daño.

¿Por qué el jefe del sanchismo toma por tontos a los españoles? Primero, porque es incapaz de decir la verdad, aunque quiera, que no quiere y, además no puede, aunque sea tan evidente que miente constantemente para justificar sus impresentables, indecentes e inmorales apoyos.

Pero además hay un segundo motivo: el jefe del sanchismo se considera un "ser superior" —Butragueño dixit de Florentino Pérez— que no tiene por qué dar explicaciones a nadie de lo que hace o deja de hacer y mucho menos reconocer que todo lo hacer por interés propio, para seguir en la Moncloa.

Decir la verdad, para Sánchez, es una costumbre burguesa, muy carca y nada progresista. Pero tengo para mí que muchos españoles, aunque a algunos les cueste, ya le van cogiendo la medida, y le pasarán factura. La próxima ocasión para hacerlo será la cita electoral, a nivel nacional, de las elecciones europeas el domingo 9 de junio. Antes, autonómicas en Galicia (18 de febrero) y País Vasco, probablemente en abril.

QOSHE - El sanchismo nos toma por tontos - Cayetano González
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El sanchismo nos toma por tontos

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02.01.2024

El jefe plenipotenciario del sanchismo lleva unos días quejándose de que su partido y su augusta persona no dejan de recibir insultos de la oposición, o de los medios de comunicación críticos con sus pactos suicidas e inmorales con el independentismo catalán, o con los herederos políticos de ETA. Eso sí, nada de aplicarse el cuento a uno mismo: el jefe del sanchismo nunca insulta o falta al respeto desde la tribuna del Congreso, y sus fieles lacayos —porque en el sanchismo o eres sumiso y servil, o te vas a la calle— empezando por la reina de la verborrea, María Jesús Montero, siguiendo por el pinocho Bolaños —recuerden: cinco veces dijo lo de preocupación cero en la Comisión Europea por la ley de amnistía— y acabando por el ultrasur Oscar Puente, son unos angelitos, que nunca se exceden en sus declaraciones contra la oposición, y especialmente contra el líder de esta, Alberto Núñez Feijóo.

Pero hay una cosa más grave que los insultos que se dedican unos u otros: es tomar por tontos a los ciudadanos. Y en eso, el sanchismo es imbatible. Resulta, según el argumentario sanchista repetido como papagayos por sus fieles voceros políticos y tertulianos........

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