La reciente disposición del Gobierno de Pedro Sánchez a calcular las balanzas fiscales bajo una metodología acordada con Junts no es un mero ejercicio de transparencia estadística; es la antesala técnica para justificar una financiación singular. Al aceptar las reglas de juego de sus socios independentistas, el Ejecutivo corre el riesgo de convertir una herramienta más bien académica en un arma política diseñada para avalar la tesis del «España nos roba».

La clave de esta controversia reside en la cocina de los datos. En la literatura económica existen dos formas principales de imputar el gasto del Estado: el enfoque de flujo monetario y el de carga-beneficio. La diferencia es abismal.

El flujo monetario (el preferido por el........

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