La foto de los cadáveres de Benito Mussolini, Clara Petacci y tres de sus compinches colgados por los pies con ganchos de carnicero, la ropa escurrida, los brazos estirados de una forma absurda y la multitud vengativa pendiente del espectáculo en la plaza de Loreto de Milán mantiene intacta su capacidad para turbar, por miserables que fueran los ejecutados. Es inevitable pensar en esa imagen cuando alguien propone que se cuelgue a otro alguien por los pies, como hizo hace unos días Abascal en el diario Clarín, excitado su ardor guerrero por la victoria de Milei. Se ha reparado mucho en ese vaticinio terrible que hace el diputado populista, en la violencia que entraña augurarle al presidente del Gobierno una muerte como la del fascista italiano, en el abuso dialéctico que supone, pero se ha indagado menos en los motivos por los que Abascal escoge justo esa figura y a ese personaje, uno de los grandes dictadores europeos al que Vox considera una entrañable referencia en esta marea ultra que amedrenta a Occidente.

En la escalada pluscuamperfecta por endosar a Sánchez el insulto más feroz en la que compiten PP y Vox, los verdes llevan ventaja este miércoles de diciembre al haber convertido al socialista en el nuevo Mussolini; es cierto que un Mussolini ya cadáver, pero Mussolini al fin y al cabo. Quiere decir que, en esta ansiedad por faltar —ya saben, autócrata, mentiroso, tramposo, ilegítimo, peligro público, psicópata, hijo de fruta— Abascal ha acabado llamando al presidente lo que él aspira a ser, en una especie de acto fallido que la sabiduría psicoanalítica de un Manuel Fernández Blanco, por ejemplo, podría dilucidar. Veo a Sánchez devolviéndole el insulto al ultraderechista y endilgándole un ofensivísimo: ¡Rosa Luxemburgo!

QOSHE - Por los pies - Fernanda Tabarés
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Por los pies

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13.12.2023

La foto de los cadáveres de Benito Mussolini, Clara Petacci y tres de sus compinches colgados por los pies con ganchos de carnicero, la ropa escurrida, los brazos estirados de una forma absurda y la multitud vengativa pendiente del espectáculo en la plaza de Loreto de Milán mantiene intacta su capacidad para turbar, por miserables que fueran los ejecutados. Es inevitable pensar en esa imagen cuando alguien propone que se cuelgue a otro........

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