Peter Cashwell bautizó el birding compulsive disorder (BCD), un trastorno capaz de hacer que un conductor, por ejemplo, se estrelle contra cualquier obstáculo si se cruza en su camino un pájaro interesante, pues no puede evitar concentrar toda –absolutamente toda– su atención en él. Descubro la existencia del BCD en Mirad las aves del cielo (Volcano/Cossetània), libro del polaco Stanisław Łubieński, y puedo dar fe de que tal disfunción existe: Jonathan Franzen era capaz de dejar al periodista con la pregunta en la boca, en su apartamento cercano a Central Park, para asomarse a la ventana –Nueva York es el paraíso de los ornitólogos urbanos–, sufriendo un agudo síndrome de Stendhal ante todas las especies aladas que avistaba.

Se dice que las primeras cuatro notas de la Quinta sinfonía las tomó Beethoven del canto de un escribano hortelano, que Mozart se compró un estornino para oírle imitar sus composiciones, que Messiaen compuso su Cuarteto para el fin de los tiempos a partir de un concierto pajaril que escuchó en su guardia matinal en las trincheras de la Segunda Guerra Mundial... Lo cierto es que, como apunta Łubieński, han cambiado tanto los gustos musicales de los humanos que algunos cantos de pájaro que antes sonaban horribles han pasado a ser agradables a nuestros oídos tan acostumbrados al jazz, el dodecafonismo o la electrónica contemporánea.

A la pasión por las aves debemos otras cosas insospechadas. James Bond fue un ornitólogo de Filadelfia que recorrió el Amazonas y el Caribe. Publicó un libro sobre pájaros que Ian Fleming leyó en sus veraneos en Jamaica, por lo que no dudó en bautizar así a su agente secreto. La mujer del Bond auténtico escribió al novelista, molesta por que hubiera utilizado el nombre de su marido, con todas las bromas que ello les acarreaba. La respuesta fue digna de una antología del humor británico: “A cambio, les ofrezco a usted o a James Bond la posibilidad ilimitada de utilizar el nombre y apellido de Ian Fleming para lo que quieran. Acaso su marido descubra un día una especie de pájaros totalmente abyecta, que quiera estigmatizar con el nombre de Ian Fleming”.

QOSHE - La cabeza llena de pájaros - Xavi Ayén
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La cabeza llena de pájaros

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04.02.2024

Peter Cashwell bautizó el birding compulsive disorder (BCD), un trastorno capaz de hacer que un conductor, por ejemplo, se estrelle contra cualquier obstáculo si se cruza en su camino un pájaro interesante, pues no puede evitar concentrar toda –absolutamente toda– su atención en él. Descubro la existencia del BCD en Mirad las aves del cielo (Volcano/Cossetània), libro del polaco Stanisław Łubieński, y puedo dar fe de que tal disfunción existe: Jonathan Franzen era capaz de dejar al periodista con la pregunta en la boca, en........

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