Hay noticias que causan impacto, pero con el paso del tiempo se van diluyendo. Pero también las hay que se ve enseguida que su impacto se proyectará en el futuro, cogiendo dimensiones de enorme trascendencia. Este es el caso del informe PISA sobre la salud de nuestro sistema educativo. Simplemente: ¡demoledor! Y si la reacción es esperar que con el tiempo su contenido se olvide o pierda interés, aún es más preocupante. ¡Lo pagaríamos muy caro!

No es el momento de cargar las culpas a los docentes. Ni es justo ni tiene sentido. Muy al contrario, ahora necesitamos maestros motivados que hagan frente a la crisis educativa que el informe evidencia. Les necesitamos y, además, son otras las cuestiones que se plantean. De más profundidad, más complejas; es el modelo lo que está fracasando, no los operadores a los que se les pide aplicarlo. Esto no funciona; las causas pueden ser diversas, pero ni son nuevas ni han llegado de repente.

Ciertamente, una inmigración creciente y el marco económico y social provocador de una pobreza que castiga especialmente a los más pequeños y a los más jóvenes son causas que inciden en el fracaso del modelo; pero no son causas desconocidas ni sorpresivamente introducidas en el sistema. Se conocen desde hace tiempo y se han descuidado, no se han tenido en cuenta, se han minimizado. Y ha sido un grave, un gravísimo error.

Un sistema educativo de calidad, inclusivo, definido como objetivo prioritario de la acción política es un elemento decisivo para garantizar un futuro de progreso. No se puede pensar en metas colectivas ambiciosas sin dar respuesta primero a la instauración de un modelo educativo que garantice un futuro de progreso en libertad. Cuando la ambición se olvida de esta exigencia básica conduce el sistema al fracaso. El fracaso educativo es el mejor (y casi el único termómetro) definidor de una sociedad de progreso; también es una cuestión de libertad. El ejercicio de la libertad individual y colectiva gana en arraigo y estabilidad cuando la formación básica facilita a los individuos el bagaje necesario para hacer frente a la manipulación, a la desinformación, a la intoxicación populista, a la demagogia refugio de la incompetencia.

Una sociedad fuerte en su formación está más preparada para vivir en libertad y para defenderla. Los derechos y los deberes que acompañan a las sociedades estables y convivenciales se entienden mejor y se practican con más naturalidad cuando el modelo educativo se convierte en un eje de transmisión de los valores que la libertad proclama.

No se está haciendo bien; ni se hace lo que se debe hacer. Tenemos gente preparada para reconducir esta situación. Tenemos antecedentes de excelencia pedagógica que han ganado el respeto internacional. Pero, ahora, el modelo hace aguas. Y si aceptamos que el tema de la desigualdad social se constituye en un gran problema de nuestro presente que condiciona nuestro futuro, individual y colectivo, hemos de constatar que un modelo educativo no cualificado puede devenir un estabilizador de esta desigualdad.

¿Qué hay que hacer? Contar con los docentes y los expertos y, sobre todo, definir la formación –en su concepto más amplio– como una gran y relevante prioridad de cualquier acción de gobierno. Nos jugamos mucho. El futuro de los jóvenes y el futuro del país. De la calidad de ellos dependerá lo que seremos. Sin engañarnos: no es legítimo ni sensato olvidarlo. Solo un buen nivel educativo da fuerza y credibilidad a la ambición de un país.

QOSHE - PISA y el futuro - Miquel Roca Junyent
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PISA y el futuro

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12.12.2023

Hay noticias que causan impacto, pero con el paso del tiempo se van diluyendo. Pero también las hay que se ve enseguida que su impacto se proyectará en el futuro, cogiendo dimensiones de enorme trascendencia. Este es el caso del informe PISA sobre la salud de nuestro sistema educativo. Simplemente: ¡demoledor! Y si la reacción es esperar que con el tiempo su contenido se olvide o pierda interés, aún es más preocupante. ¡Lo pagaríamos muy caro!

No es el momento de cargar las culpas a los docentes. Ni es justo ni tiene sentido. Muy al contrario, ahora necesitamos maestros motivados que hagan frente a la crisis educativa que el informe evidencia. Les necesitamos y, además, son otras las cuestiones que se plantean. De más profundidad, más complejas; es el modelo lo que está fracasando, no los operadores a los que se les pide aplicarlo. Esto no funciona; las causas........

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