Jeff Bezos, propietario de Amazon y uno de los hombres más ricos del mundo, lo ha vuelto a decir. Ante el desastre ambiental y la falta de soluciones rápidas en el horizonte, hay que irse del planeta. Vistos los escasos resultados de la cumbre del clima COP28 en Dubái y, como buen niño mimado y convencido de su importancia, es natural que opte por huir. Bezos tiene Blue Origin, que ofrece los estrafalarios –y breves– viajes al espacio exterior para multimillonarios. Él cree que en el futuro viviremos fuera de la Tierra en colonias espaciales, porque será la única forma de permitir a la naturaleza regenerarse en nuestra ausencia. Obviamente, el planeta madre se podrá visitar, como un resort en Hawái.

Su principal competidor es, naturalmente, Elon Musk, a través de su propia compañía de cohetes espaciales, Space X. En su caso, no contempla colonias en bases en órbita terrestre, sino instalarnos algo más lejos: en Marte. Primero creía que la colonización podría empezar ya en el 2026, pero lo ha retrasado al 2029 por algunas complicaciones.

Por cierto, los dos gurús de la nueva economía, que comparten ego y divismo, están en guerra por estos proyectos que se toman muy en serio. Detrás hay una visión mesiánica de su papel en el mundo y una ignorancia olímpica del mal que provocan sus empresas y su estilo de vida. Por supuesto, este no es un proyecto al alcance de cualquiera, ya se imaginarán que las plazas son limitadas y que solo los muy ricos podrán permitírselo.

Lo retrataron dos películas, No mires arriba y Elysium: solo los amigos de los superricos y el servicio doméstico podrán acceder al paraíso del espacio exterior. El resto nos freiremos por el calentamiento y moriremos de enfermedades provocadas por la contaminación. Una notable discriminación que Jeff Bezos, displicente, ha resumido diciendo: “Nosotros nos vamos y quien no quiera venir, que se quede”.

Dos estudios científicos han comprobado que todos estos cohetes salvíficos están acelerando el cambio climático liberando 500 veces más hollín de carbono negro que los aviones convencionales y ayudando a la pérdida de la capa de ozono. Bezos, Musk, por favor, no nos ayudéis más, gracias.