A pocas semanas del segundo plebiscito constitucional de salida en poco más de un año, el escenario parece más incierto que nunca. Incierto porque más allá de las proyecciones señaladas en algunas encuestas que hablan del triunfo de un nuevo Rechazo, el último mes y medio ha visto perfilarse una tendencia alcista de la opción A Favor a la par de una incapacidad de ciertos estudios de opinión y sectores de la élite que articulan sus discursos al son de dichos estudios, para comprender el grado de adhesión y el racional que moviliza a las personas detrás de esta propuesta. Mismo problema que en el fallido primer proceso. Como botón de muestra de esto último hay evidencia muy variada. Por ejemplo, para la elección de 2020 entre Convención Constitucional (CC) o Mixta integrada por parlamentarios, la mayoría de las encuestas daban resultados entre un 50% y un 60% a la CC, pese a que finalmente ganó con un 79%. Luego, para el plebiscito de salida del 4 de septiembre de 2022, los estudios de opinión más relevantes pronosticaron, en promedio, que ganaría el rechazo con un 48.4% frente a un resultado final que favoreció al mismo rechazo pero con un 61.89%.

Por eso es interesante y necesario más allá de las trincheras discursivas y los guarismos electorales (que tienden a subestimar el voto de determinados segmentos, pueden presentar sesgos de diseño o ser presa de un espiral del silencio en ciertos votantes que esconden o callan su verdadera adhesión), entender las razones que explican el comportamiento o movilización de las personas frente a determinados procesos. Sobre todo a la hora de comprender no sólo el cambio de voto de un proceso a otro, pero más importante, cierta base decisional que se mantenga estable, explique ese cambio y nos permita salir de explicaciones conductuales simplistas que hablan de “esquizofrenia electoral”. ¿Qué razones más allá del ámbito de la emoción (como el agotamiento con el proceso-la necesidad de darle un final o el tono positivo o confrontacional de los voceros de una opción), pueden llevar a un votante medio del Rechazo 2022 a aprobar la propuesta del Consejo Constitucional 2023, o incluso a un votante del Apruebo 2022 a inclinarse a favor de esta propuesta?

Parte importante de esta respuesta la podemos obtener a través de data que evidencia un comportamiento espontáneo-no mediado de las personas y consistente en el tiempo. Un estudio de LLYC elaborado durante el proceso anterior que utilizó inteligencia artificial vía herramienta propia (Data Analytics Suite-DAS), para entender las conversaciones, comunidades temáticas e influenciadores más relevantes respecto del debate constitucional, y que analizó cerca de 7.2 millones de datos desde octubre 2019 a mayo 2022 en redes sociales, blogs y medios informativos, no sólo sirvió para identificar un vuelco en el comportamiento de comunidades con una valoración inicial positiva o neutral sobre el proceso a favor del Rechazo. Más relevante aún, identificó el porqué de ese cambio 8 meses antes del Plebiscito. El impulsor racional de esa tendencia se explicaba en la amenaza percibida sobre el derecho a la propiedad en distintos niveles (sobre las pensiones, la vivienda, derechos de agua en el caso de comunidades campesinas, derechos preexistentes a ser reclamados por pueblos originarios en el caso de pertenencias mineras, etc). Un racional en plena sintonía con creciente valorización que las personas le vienen asignando durante los últimos 30-40 años a la iniciativa-mérito personal, el trabajo y la propiedad privada como expresión de ese esfuerzo personal o familiar versus la progresiva erosión política y cultural del Estado y la institucionalidad política en general en su rol de asignador de recursos o reasignación equitativa de los mismos.

Si analizamos la propuesta constitucional a dirimirse en plebiscito de diciembre, es probable que ocurra algo similar. Detrás del crecimiento del A Favor, puede estar la misma promesa de protección de la propiedad privada y seguridad privada expresada en enmiendas de polémica discusión establecidas finalmente en el texto a plebiscitar.

En diversos estudios LLYC de los últimos meses donde se analizan más de 600.000 menciones sobre el proceso constitucional, la exención del pago de contribuciones e impuesto territorial para la vivienda principal, o el derecho a la propiedad, libertad de elección e inexpropiabilidad de los fondos de pensiones han sido algunos de los temas más difundidos, comentados y generadores de mayor influencia en la conversación digital. ¿Esto quiere decir que la propuesta constitucional se va a aprobar? No necesariamente. Pero sí son temáticas que llegan al corazón y bolsillo de las personas y junto con una promesa de estabilidad y posibilidad de atender urgencias del día a día de las personas, serán puntales de campaña movilizadores de conductas dependiendo cómo sean abordadas por las posiciones del A Favor o el En Contra. Y quizás más importante, expresan una mirada que podrá ser sindicada por algunos cómo doméstica, materialista o individualista, pero que pone de manifiesto el tipo de sociedad, preocupaciones y dinámicas de relacionamiento que hemos construido en los últimos años.

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Columna de Juan Cristóbal Portales: ¿Por qué los chilenos votarán A favor o En contra?

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16.11.2023

A pocas semanas del segundo plebiscito constitucional de salida en poco más de un año, el escenario parece más incierto que nunca. Incierto porque más allá de las proyecciones señaladas en algunas encuestas que hablan del triunfo de un nuevo Rechazo, el último mes y medio ha visto perfilarse una tendencia alcista de la opción A Favor a la par de una incapacidad de ciertos estudios de opinión y sectores de la élite que articulan sus discursos al son de dichos estudios, para comprender el grado de adhesión y el racional que moviliza a las personas detrás de esta propuesta. Mismo problema que en el fallido primer proceso. Como botón de muestra de esto último hay evidencia muy variada. Por ejemplo, para la elección de 2020 entre Convención Constitucional (CC) o Mixta integrada por parlamentarios, la mayoría de las encuestas daban resultados entre un 50% y un 60% a la CC, pese a que finalmente ganó con un 79%. Luego, para el plebiscito de salida del 4 de septiembre de 2022, los estudios de opinión más relevantes pronosticaron, en promedio, que ganaría el rechazo con un 48.4% frente a un resultado final que favoreció al mismo rechazo pero con un 61.89%.

Por eso es interesante y necesario más allá de las trincheras discursivas y los guarismos electorales (que tienden a subestimar el voto de determinados........

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