El Dane reportó, en noviembre de 2023, que el PIB-real de Colombia se había contraído a ritmos de -0,3% anual durante el tercer trimestre de ese año. El factor más preocupante provino de la inversión productiva (Fbkf) cayendo -11% anual en dicho trimestre y acumulando una abismal contracción de -15% anual en lo corrido del 2023.

Con una expansión del PIB-real de tan solo 1% anual durante enero-septiembre de 2023, todo apunta en la dirección de tener un crecimiento similar para 2023 (como un todo). Esta es una significativa desaceleración económica tras haberse tenido un crecimiento de 9% anual en promedio durante 2021-2022, periodo en el cual se mezcló el positivo efecto estadístico del rebote de 2021 y el aguante del consumo de los hogares de 2022, beneficiándose del amplio manejo contra cíclico monetario y fiscal, resultante de la pandemia. Pero era bien sabido que tales sobre estímulos a la demanda agregada eran claramente insostenibles por los riesgos inflacionarios y la insostenibilidad de la deuda pública, tal como se fue constatando a lo largo de 2023.

Petro, en vez de preguntarse (¿será mi culpa “maestro”?), se fue lanza en ristre contra los “molinos de viento ideológico-izquierdista” que él ha fabricado y optó por culpar al Banco de la República (BR). Afortunadamente, el grueso de la opinión pública ha entendido que el BR no tenía alternativa diferente a, cumpliendo su mandato constitucional, proceder a elevar su elevar su tasa repo hasta el 13,25% durante el segundo semestre de 2023. Cabe recordar que la inflación ha estado promediando 12% anual a lo largo de 2023 y, por lo tanto, la tasa repo real (en realidad) tan solo ha promediado 0,5% real a lo largo de 2023, cifra muy inferior al promedio histórico reciente de 1,5% real.

Y también decidió Petro autoinfligirse heridas institucionales al repudiar la vigencia de una regla fiscal aprobada y puesta en “modo laxo” por el Congreso (septiembre-2021) al considerar el gasto extraordinario resultante de la batalla contra el covid. Cabe destacar que las “imprecaciones” Petristas encierran una gran paradoja en el manejo macro-fiscal, pues se ha aprobado un exagerado gasto público en años recientes, equivalente a 24% del PIB en 2023 y otro abultado 28% del PIB en el presupuesto de 2024 (ver cuadro adjunto).

Esto nos indica que la posibilidad del gasto fiscal contracíclico ha estado allí a su alcance; pero claro, la Administración Petro ha tenido la doble falla de haberse volcado sobre el gasto operativo (con una ejecución allí aceptable respecto del patrón histórico), pero dejando tan solo 1,8% del PIB para la inversión productiva (Fbkf). Y en este último frente de la inversión, la gestión ha sido pésima, inclusive torpedeando la gestión territorial, como en el caso del metro de Bogotá y la puesta en marcha de las turbinas en Hidroituango.

Ojalá que, tras el contundente voto castigo recibido por el Petrismo en las elecciones territoriales de finales de octubre, los nuevos mandatarios regionales logren, desde el inicio de 2024, retomar el importante dinamismo de la inversión en infraestructura regional.

A nivel internacional, las calificadoras continúan preocupadas es por el exceso de gasto público-operativo y por la falta de tino productivo. Se equivoca Petro al concluir que el problema proviene de la regla fiscal, pues esta (en realidad) continúa siendo bastante laxa al permitir que se tenga un balance primario tan solo ligeramente positivo, cuando lo requerido para estabilizarla exigiría llevarlo a no menos de +1% del PIB en este 2023. Por esta razón, la relación Deuda Pública Bruta / PIB seguramente continuará cerca de 65% al finalizar el 2024.

Esto explica que el delirante llamado de Petro al Congreso, para que se revise nuevamente la Ley de la Regla Fiscal y se vuelva aun más laxa, haya generado mayor devaluación y presiones alcistas en la tasa de interés de los TES-benchmark, la cual se había logrado reducir de 14% hacia 12%.

Petro debería estar reflexionando sobre las razones por las cuales la nueva versión de la Constitución de Chile (enmendada tras su rechazo de 62% en sept-2021) ha incluido el principio de “Responsabilidad Fiscal”. Esto para asegurar la sostenibilidad fiscal (ahora tan amenazada tras las revueltas de 2016-2022) y también se recurre allí a su instrumentalización a través de una regla fiscal que en Chile ha logrado contener la relación Deuda / PIB cerca del 40% frente a 65% de Colombia.

En síntesis, los factores correctivos que creyó Colombia haber asegurado a través del incremento del recaudo, en cerca de +2 pps del PIB durante 2021-2022, se están desvaneciendo en su cometido de contener el endeudamiento público.

Esto debido a: i) exceso de gasto público (según lo arriba detallado); ii) llegada del ciclo bajista del recaudo por efecto del lánguido crecimiento del PIB-real en 2023-2024; iii) retracción de la inversión productiva por exceso de carga tributaria (en el rango 35% a 40%, incluyendo sobretasas minero-energéticas y para sector financiero); y iv) “exceso de creatividad tributaria” del exministro Ocampo, que ahora las Altas Cortes (con razón) han ajustado al declarar inexequible, por ejemplo, la no deducibilidad del pago de regalías.

QOSHE - Contracción del crecimiento y de las ideas - Sergio Clavijo
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Contracción del crecimiento y de las ideas

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27.11.2023

El Dane reportó, en noviembre de 2023, que el PIB-real de Colombia se había contraído a ritmos de -0,3% anual durante el tercer trimestre de ese año. El factor más preocupante provino de la inversión productiva (Fbkf) cayendo -11% anual en dicho trimestre y acumulando una abismal contracción de -15% anual en lo corrido del 2023.

Con una expansión del PIB-real de tan solo 1% anual durante enero-septiembre de 2023, todo apunta en la dirección de tener un crecimiento similar para 2023 (como un todo). Esta es una significativa desaceleración económica tras haberse tenido un crecimiento de 9% anual en promedio durante 2021-2022, periodo en el cual se mezcló el positivo efecto estadístico del rebote de 2021 y el aguante del consumo de los hogares de 2022, beneficiándose del amplio manejo contra cíclico monetario y fiscal, resultante de la pandemia. Pero era bien sabido que tales sobre estímulos a la demanda agregada eran claramente insostenibles por los riesgos inflacionarios y la insostenibilidad de la deuda pública, tal como se fue constatando a lo largo de 2023.

Petro, en vez de preguntarse (¿será mi culpa “maestro”?), se fue lanza en ristre contra los “molinos de viento ideológico-izquierdista” que él ha fabricado y optó por culpar al Banco de la República (BR). Afortunadamente, el........

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