A la mentira ahora le llamamos bulo porque el concepto esencial ha quedado añejo y demasiado pegado al oscuro rincón de los confesionarios. En la cercana era conservadora de M. Rajoy, la mentira se llamó posverdad, la aceptó la RAE y dejó para monseñor Rouco Varela el patrimonio de administrar las originales entre graves y piadosas. Pues bien, a poco que nos detengamos en la forma, fondo y estilo, el bulo es una vulgar mentira modificada. Construido con los mismos fundamentos, utilizado mediante idénticos cauces, rentabilizado siguiendo la tradición histórica y con consecuencias semejantes.

Sin embargo, a poco que nos detengamos en la modernidad del bulo encontraremos que tiene las patas menos cortas que la mentira pero es más resistente y perdura con más eficacia. Contra el criterio de los especialistas en su creación y ejecución yo no considero que la........

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