En el mundo paralelo de las palabras, los nervios están disparados. La vida rutinaria está amenazada por el desasosiego de las recién llegadas y de las que este año han estado de moda. Siempre sucede este pequeño caos en las vísperas de la elección de “Palabra del Año”. Mientras, las que ya disfrutan de un retiro dorado como pedigüeño o carcamal miran con distancia esa carrera y consuelan a las que aún no han asimilado que ya se han hecho mayores como guay o mola.

De todos los balances, listados o imágenes que intentan resumir el año que termina, el intento más arriesgado e imposible es, sin duda, el de elegir una sola palabra para explicar qué fuimos esos doce meses.

La Fundación del Español Urgente, que en 2022 optó por Inteligencia Artificial, es quien decide. Busca esas letras que hayan generado interés lingüístico por su origen, formación o uso y que, además, hayan sido protagonistas durante el año de su elección.

Bajo estos parámetros, ¿qué palabra debe ser la elegida?

Por su uso y protagonismo, podría ser amnistía, democracia, dictadura, emergencia climática, Constitución, España, traición o hasta un nombre propio como Txapote. Han estado durante meses en las listas de éxitos, pero no merecen la corona. Ninguna de ellas, por sí misma, define nada. Porque las palabras lo que tienen es que, casi siempre, necesitan de un contexto para ser admiradas o vilipendiadas.

Estos vocablos poco tendrán que ver con los que puedan estar en el podio de salida en otros países o con los que elegiríamos si la palabra fuese para la ciudad. Ahí podríamos barajar otras como orquesta, festejos, ascensores, manipulación, derroche, mentira, corrupción, show, obras o ruina.

Oxford ya ha decidido que la suya sea rizz. ¿Les suena? Es la que la Generación Z utiliza para hablar de “estilo, encanto o atractivo”, o “la habilidad de atraer una pareja romántica o sexual”. Y que en ese mundo paralelo estaría en la calle de las invasoras haciendo coliving con startup, lawfare o deepfakes. Mejor busquemos la calidez de las propias. Desde mañana se podrá votar por la “Palabra do Ano” en Galicia, que en 2023 fue Comadres.

Pero este aparente juego de elegir una sola palabra no es tan ingenuo como parece. Las palabras marcan lo que existe, ya sabemos que lo que no se nombra no es y desaparece. Las palabras son un instrumento que nos puede hacer más libres o más oprimidos, más inteligentes o más ignorantes. Son las que nos permiten entendernos con el otro o distanciarnos para siempre. Son las que nos pueden sanar o abrir heridas incurables. Este año podría ser Genocidio para que no olvidemos, pero tal vez debería ser ella misma la elegida: Palabra, para apostar por diálogos ya urgentemente necesarios.

QOSHE - Palabra del año - Sonia Torre
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Palabra del año

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11.12.2023

En el mundo paralelo de las palabras, los nervios están disparados. La vida rutinaria está amenazada por el desasosiego de las recién llegadas y de las que este año han estado de moda. Siempre sucede este pequeño caos en las vísperas de la elección de “Palabra del Año”. Mientras, las que ya disfrutan de un retiro dorado como pedigüeño o carcamal miran con distancia esa carrera y consuelan a las que aún no han asimilado que ya se han hecho mayores como guay o mola.

De todos los balances, listados o imágenes que intentan resumir el año que termina, el intento más arriesgado e imposible es, sin duda, el de elegir una sola palabra para explicar qué fuimos esos doce meses.........

© La Región


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