Algunos días la tentación de dejar el espacio en blanco se vuelve gigante. Ante un mundo que se come a sí mismo de la peor manera, hay veces que poco o nada se puede aportar. Por momentos, el ruido es tan alto y confuso que resulta imposible escuchar la propia voz. Por eso puede estar bien parar. Dejar folios con espacios vacíos que ofrezcan tiempo para pensar y descubrir que no sabemos tanto como pensamos. A lo mejor en esos paréntesis podemos ponernos a salvo y evitar que un implacable huracán nos empuje a lugares en los que no queremos estar. Se levanta tanta polvareda, tanto humo, que apenas podemos ver nada más, justo ahora que ver mucho es más que nunca una necesidad.

Otra opción a dejar el espacio en blanco ante las constantes catástrofes, reales o imaginadas, que nos relatan a cada minuto, es dar voz a la otra actualidad con la que,
afortunadamente, seguimos cohabitando. Sólo durante la pasada semana, hemos conocido que los médicos de un hospital de Nueva York han realizado con éxito el primer
trasplante de un ojo o que un implante electrónico en la médula espinal de un hombre que lleva tres décadas padeciendo párkison, le permite dar pequeños pasos sin caerse.
Somos una especie curiosa, sin duda. Capaces de lo mejor y de lo peor al mismo tiempo. Creamos una sofisticada tecnología que sirve para matarnos sin piedad y también para abrir esperanzadores vías de curación. Inventamos canales casi infinitos para que la información circule libremente en el mundo a la vez que detestamos cada vez más el ejercicio de la libertad de expresión, cuando no son los nuestros. Generamos realidades virtuales en las que buscamos idílicos mundos y destrozamos el único real en el que vivimos.

Pero esto iba a ser un espacio en blanco para contrastar con algunas de las negruras en las que estamos inmersos. Hablemos más de esos avances científicos que mejoran la
vida y ofrecen una segunda oportunidad. Contemos más a menudo los gestos de solidaridad de la gente que ayuda a otros y les dan una esperanza de futuro. Escribamos más sobre la importancia de las emociones y de los abrazos. Disfrutemos con la cultura, una necesidad vital y no un privilegio, tan antigua como la propia humanidad.

Recordémonos más veces que somos capaces de convivir y compartir. Repitamos sin parar que son muchas más las cosas que nos unen y asemejan que las que nos diferencian. Hoy se celebra, desde 1998, el Día Internacional de la Bondad, para reafirmar las buenas acciones en las personas y en las comunidades del mundo. Podríamos intentar que funcionara. Deberíamos esforzarnos en conseguirlo. Dejemos de escuchar a los que odian. Hagamos que se sientan solos. Seamos buena gente.

QOSHE - Espacios en blanco - Sonia Torre
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Espacios en blanco

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13.11.2023

Algunos días la tentación de dejar el espacio en blanco se vuelve gigante. Ante un mundo que se come a sí mismo de la peor manera, hay veces que poco o nada se puede aportar. Por momentos, el ruido es tan alto y confuso que resulta imposible escuchar la propia voz. Por eso puede estar bien parar. Dejar folios con espacios vacíos que ofrezcan tiempo para pensar y descubrir que no sabemos tanto como pensamos. A lo mejor en esos paréntesis podemos ponernos a salvo y evitar que un implacable huracán nos empuje a lugares en los que no queremos estar. Se levanta tanta polvareda, tanto humo, que apenas podemos ver nada más, justo ahora que ver mucho es más que nunca una........

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