Camina delante de mí. Tendrá unos 25 años. Escucho parte de su conversación telefónica: “Estoy contento. Hay dos personas en el trabajo que me están ayudando, me explican lo que no entiendo y voy aprendiendo”. Se nota en la voz que no miente. Y su manera de hablar me cuenta que su país de origen no es este. Deduzco por sus palabras de despedida, llenas de amor, que hablaba con su madre. Y siento ternura por su entusiasmo, pena por su distancia y alegría por esa ayuda.

Fen es china. En dos meses viajará hasta su pueblo natal, donde viven su madre y su hermana a las que hace ocho años que no ve. La tristeza va con ella. Nunca se ha sentido a gusto tan lejos de su casa, pero cuando se arrepintió ya estaba en una ciudad extraña y con una deuda de viaje que pagar. Cada día se arrepiente de haber emigrado y sueña con volver para siempre. Sabe que ayudó a los suyos y eso mitiga el dolor que la ha consumido.

María, “La española” como la llaman, llora a escondidas en el baño de la fábrica. Cuando iba al trabajo se ha cruzado con un alemán que, mirándola con profundo desprecio, ha mascullado un ausländer raus (extranjeros fuera). No lo entiende. Solo trabaja y jamás ha tenido un problema con nadie. Se esfuerza por integrarse y aún así siente que no es suficiente, que siempre habrá quien no la quiera ver como es, ni le dará la oportunidad de demostrar que no ha venido a destruir si no a construir.

Los duelos de la emigración son, como los de la muerte, universales. Los padecen de la misma manera los que llegan aquí y vemos como los otros, como los que se fueron de aquí y consideramos los nuestros. No deberíamos olvidarlo. Pero no hemos aprendido mucho.

Los que se van, antes y ahora, de aquí o de allí, son un blanco fácil para mentiras calculadas que los acusan de eternos delincuentes o de timadores de paguitas al mismo tiempo que ladrones de empleo. Están expuestos a ser sólo putos inmigrantes que nos vienen a joder el país y a ser despojados de su humanidad, sus derechos, y de su nombre propio. Eso hace que subamos peldaños hacia una sociedad peligrosa para todos. Tampoco lo olvidemos. No niego que entre los inmigrantes haya delincuentes, al igual que los hay entre los nacionales. Y malas personas, aunque eso nada tiene que ver con la nacionalidad. Pero las estadísticas dejan claro que son una minoría.

Hoy es el Día del Migrante, proclamado en el 2000 por la Asamblea General de Naciones Unidas. Tal y como está el mundo, deberíamos levantar un muro impermeable a discursos xenófobos y racistas. Por el bien de todos.

QOSHE - Día del migrante - Sonia Torre
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Día del migrante

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18.12.2023

Camina delante de mí. Tendrá unos 25 años. Escucho parte de su conversación telefónica: “Estoy contento. Hay dos personas en el trabajo que me están ayudando, me explican lo que no entiendo y voy aprendiendo”. Se nota en la voz que no miente. Y su manera de hablar me cuenta que su país de origen no es este. Deduzco por sus palabras de despedida, llenas de amor, que hablaba con su madre. Y siento ternura por su entusiasmo, pena por su distancia y alegría por esa ayuda.

Fen es china. En dos meses viajará hasta su pueblo natal, donde viven su madre y su hermana a las que hace ocho años que no ve. La tristeza va con ella. Nunca se........

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