Andy y Lucas se separan. Otra tragedia que debemos asumir en este país. Todo se rompe. Aunque no está en el caso de esta pareja musical el problema serio no está en el adiós profesional, si no en la causa: una cardiopatía de Lucas. Y surge el drama: "Visto lo que dijiste, no podemos asegurarte. Si te pasa algo, pierde la empresa, pierde la compañía". Esta es la respuesta que ha recibido el cantante de varias aseguradoras médicas privadas y que ha hecho públicas absolutamente indignado. Por cierto, el mismo artista que en entrevistas cuestionaba para qué pagábamos tantos impuestos. Puede que ahora lo empiece a entender: para tener una sanidad pública y universal que, sin hacer balance de los beneficios, nos cure a todos.

No tengo nada en contra de quien decide pagar un seguro privado médico, faltaría más. Es su derecho y es su dinero. Escucho argumentos como evitar listas de espera, disfrutar de bonitas habitaciones o contar con grandes profesionales, entre otras múltiples ventajas. No pongo en duda ninguna de estas premisas. Pero cuando la salud entra en juego yo prefiero apostar todo a la pública. Ese lugar donde me harán las pruebas que sean necesarias, cuesten lo que cuesten, donde también me atenderán profesionales inmensos y me aplicarán el mejor tratamiento, independientemente de su precio. Elijo la pública, porque ya la he necesitado, y es ahí donde tendré una oportunidad. Sea en una intervención leve o en un complejo trasplante, donde me administrarán desde un humilde paracetamol hasta un largo tratamiento en el que sólo una pastilla ronda los mil euros. Son esas segundas partes las que las aseguradoras evitan, a no ser que pagues más, mucho más. Por tu cuota mensual (esa que presumes tan baja) no van a arriesgar sus beneficios económicos, porque la sanidad privada es, por encima de todo un suculento negocio, como bien saben quienes desean privatizar la sanidad pública.

Michael Robinson ya lo denunció en su momento, contó cómo los médicos le dijeron que su enfermedad no tenía cura, pero sí que podía controlarse con un medicamento que costaba 14.000 euros al mes pero que no estaba cubierto por su seguro privado, que llevaba pagando 30 años. "Afortunadamente la sanidad pública se ha hecho cargo del coste y me di cuenta que debe ser terrible no tener una economía que te permita vivir", aseguró entonces.

Si no eres una persona millonaria y aún así defiendes la sanidad privada en detrimento de la pública, porque te han hecho creer que te tratarán mejor, debes entender las consecuencias. Si quieres pagar tu cuota mensual, hazlo, pero no intentes quitar a los demás el derecho ganado de una sanidad pública y universal, ni pidas desviar recursos públicos para unos conciertos que nacen desafinados. Por que ahí todos perdemos, tú también. No lo dudes.