El campanario del adiós (y II)
Solamente hay dos fechas que son verdaderamente trascendentes en la vida de cada ser humano: el día en el que naces y el día en que te mueres. Entre estas dos fechas, distantes entre sí por un indeterminado número de años, meses o días, van sucediendo cosas, en ocasiones, muchas cosas; trabajas, estudias, viajas, tienes hijos o no, unas aficiones, practicas un deporte, etc. Unas veces dependerá de ti, de tu voluntad, de tu interés o de tu esfuerzo el que consigas influir en sus resultados; pero otras veces, el acontecimiento que puede marcar tu vida es completamente ajeno a tu voluntad, no está en tus manos el poder influir en sus consecuencias. No puedes hacer nada para poder influir en las circunstancias de tu nacimiento, dependerá únicamente de tus padres y de las suyas en aquel momento en que tu vida ha comenzado a dar sus primeros pasos; pero sí es muy posible, siempre que no se produzca un imprevisto y repentino desenlace, que podamos hacer algo para intentar planificar, dentro de un orden, las circunstancias que nos van acompañar en el último tramo de........
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