Ah, si yo supiera decirte lo que es una madre…una madre es una garza blanca.

Una madre es un montón de adjetivos calificativos y de perífrasis para decir, de tantas maneras, que nos ama. Los ordenadores portátiles deberían traer ya, por defecto, una tecla específica para las madres, en la que una vez pulsada apareciesen automáticamente… corazones, estrellas, purpurinas, unicornios, un consejo al oído, un beso apretado, un huevo frito y dos bocatas.

A veces el llanto vertical de abril y mayo me moja y me empapa. También tú, madre, me inundas completamente por dentro, y desde siempre tricotas mi alma. Bueno…en mi infancia, silenciosa garza, venías a mi cuarto para arroparme y estamparme un beso como Dios manda. Y pensabas que dormía, pero no. Te esperaba intuyendo este tiempo de añoranzas. Hoy he mirado por aquí, pero… ya no estabas.

Cuántas veces llego a pronunciarte. Sé que no estás ahora, que ya te has ido, pero te percibo con la misma nitidez que escucho gotear las lágrimas de estas nubes albas. Igual que ellas bajan lentas, espaciadas, casi doloridas, por el cristal del parabrisas de mi viejo auto. Así te me apareces, perfecta y transparente, como esas chispitas a través de las cuales descubro esta carrera infinita por la que voy a ninguna parte, o a lo mejor hacia ti para agarrarme confiado a tu saya.

Ah, si yo supiera decirte lo que es una madre… una madre es una garza blanca.

Porque una madre, es como el abejaruco que construye su nido en los taludes arenosos. Y de tanto trabajar va desgastando su pico. Al final sólo queda de esa ave hermosa sus colores tropicales, desgastada, viejita, cantadora de preciosos gorgoritos. Mamá volátil y preciosa que nunca trabaja para ella sino para sus hijas e hijos.

¿Qué tendrán las madres, que se nos quedan sus consejos, desde críos, para siempre, como mil cromos, pegados en el corazón, que es ese álbum en el que guardamos los gestos, los anhelos, los antojos, las morriñas y las nostalgias?

Las madres de aquí o de allí o de más allá son siempre guapas. Una madre huele siempre, a menta, a perejil, a melisa, a orégano y a azaleas rojas. Una madre es un tulipán a la puerta de tu casa, una jarra de la que bebes en todas las circunstancias. Una amiga, un libro de poemas repleto de flores secas y apretujadas.

Ah, si yo supiera decirte lo que es una madre…una madre es una garza blanca.

Madre es euforia, es furia, es éxtasis, y pálpito. ¡Recoge los juguetes! Me decías. Luego pienso en aquellas madres que recogen a sus hijos muertos en tantas batallas, como si fuesen los juguetes de aquel cuarto. Vuestros hijos que el odio ha convertido en sueños fenecidos que siguen preguntando ¿hasta cuándo?… y escucho, aterrorizado y asustado, vuestro dolor y vuestro llanto.

Le he preguntado a Dios qué es una madre y sonriendo me ha enseñado la suya que es aquella niña que tricota una túnica blanca. Hoy he visto a Dios, de bruces, en el regazo de aquella zagala.

A ella le he rezado: el llanto vertical de abril y mayo nos moja, madre, y nos empapa.

Ah, si yo supiera decirte lo que es una madre… una madre es una garza blanca.