Plan Ruanda, Plan Madagascar
La ley que acaba de aprobar el parlamento británico, a instancias de los conservadores, es una barbaridad desde el punto de vista del respeto más elemental a los Derechos Humanos. El populismo nacionalista lleva años tratando de abrirse paso en el histórico partido “tory”, alejándolo así de cuanto representaron sus figuras más insignes, de Benjamin Disraeli a Margaret Thatcher, pasando por Winston Churchill. El primer ministro Rishi Sunak, él mismo de ascendencia extranjera, acaba de convertirse en el máximo exponente de las ideas xenófobas en Gran Bretaña, y en el primer gobernante británico que va a poner en marcha una vasta maquinaria de deportación, no de delincuentes, ni siquiera de simples inmigrantes ilegales llegados desesperadamente en busca de un futuro más libre y más próspero, sino de solicitantes de asilo y refugio, nada menos. Es imposible no ver racismo en esta decisión, porque al mismo tiempo Gran Bretaña se ha caracterizado por una ejemplar defensa de Ucrania ante la salvaje y destructiva invasión rusa, y en el correspondiente apoyo a los refugiados que huyen de la guerra de Putin. ¿Por qué a los refugiados de Ucrania se les ayuda y a los demás refugiados se les deporta? Apoyar a ambos es lo decente, no apoyar a ninguno es........
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